Sí, esta CheeseCake la hice para una de esas reuniones de las que hablaba en Porqué la Caja de Recetas, de esas en las que llegamos destrozadas después de una dura semana de trabajo, pero de las que salimos con un subidón de endorfinas, y de otras cosas...
Esta vez, no cocinamos demasiado, a la vista los desechables de comida libanesa. Bueno, no cocinamos nosotras, pero sí lo hizo un apuesto libanés para nosotras. ¿Lo hizo? Sí, tratándose de nosotras, seguro que no podía ser de otra manera. Un cocinero moreno, tostado por el sol, de barba perfectamente recortada, facciones marcadas, mirada penetrante...(Nunca buscaré en la cocina del restaurante, no sea que me lleve una decepción).
Lo que sí fue homemade, fue la estupenda New York CheeseCake que tomamos de postre. Usé la Thermomix, y adapté una receta de Velocidad Cuchara a algunas de nuestras intolerancias (no sé porqué las padecemos porque por otra parte somos súper tolerantes). Y lo de los ingredientes light...pues porque un bocado no pesa tanto en la conciencia! No me atrevo a asegurar que no pese lo mismo en la báscula, pero ya es algo. Si no tienes Thermomix, también la podrás hacer, aunque con un poco más de esfuerzo...
Ingredientes
- Molde desmontable para tarta de 26cm
- 300gr. de galletas sin gluten (yo use unas con Crocanti de cereales de Schär)
- 60/120gr. de mantequilla (si usas tipo María o Digestive será suficiente con 60gr. A las crocante hay que ponerles más mantequilla para que ligue bien la base).
- 50gr. de almendra pelada tostada
- 6 huevos
- 600gr. de Philadelphia light
- 200gr. de leche condensada light
- 400gr. de nata (crema de leche) para cocinar (puedes usar sin lactosa y compensas un poco con el exceso del queso y de la leche condensada).
- 1 cucharadita de azúcar vainillado
- Mermelada de arándanos
Modo de preparación
Ponemos las galletas y las almendras en el vaso y trituramos 5 segundos a velocidad 7-9. Quedará como una arena de galleta. Añadimos la mantequilla y programamos 80º, 5 minutos, velocidad 3. Puede ser necesario parar 1 ó 2 veces para bajar masa de las paredes del vaso con la espátula.
Ponemos la masa en el molde, aplastando con las manos, de tal modo que cubra la base y media altura de las paredes. Lo ponemos en la nevera mientras hacemos la crema.
En este momento podemos encender el horno a 180º, introduciendo una bandeja con agua pues la tarta la cocinaremos al baño maría. Puedes poner agua a la propia bandeja del horno y colocarla a media altura (no hace falta que todo el recipiente de la tarta quede sumergido, por lo que esta bandeja valdrá).
Ponemos los huevos en el vaso limpio y batimos 30 segundos a velocidad 5. Añadimos a los huevos batidos, la nata (crema de leche), la leche condensada, la vainilla, y por último, el queso. Mezclamos 30 segundos a velocidad 5.
Ponemos en el molde, que forraremos con papel albal de tal manera que no le entre agua por abajo. Y el hecho de cubrirlo también por encima evitará que se nos queme la superficie.
Ya sólo queda colocarlo en la bandeja del horno a 180º y esperar 50 minutos. Pincharemos antes de sacarla del horno para comprobar que esté cuajada (si sale limpio el utensilio), y valoramos si es necesario algún minuto más.
Dejamos templar y a la nevera. En el momento de servir, cubrir con una capa de mermelada de arándanos.
Hace un momento veía en internet un vídeo en el que aseguraban que nuestros niveles de felicidad aumentan en la medida en que agradecemos a los demás. Amigas, gracias por estar ahí. Esta tarta queda mucho más glamourosa con ese nombre de New York Cheesecake, pero yo la llamaré a partir de ahora la Caja Cheesecake.