8 panes
Con el reto de julio del #AsaltablogsImprevisible no paro de visitar las páginas de compañeras. Tengo una lista interminable de recetas de uno y otro lado. Como es de suponer, no queda otra que decidirse así que como en estos tiempos de pandemia no salimos mucho, he optado por un viaje gastronómico a Etiopía.
Hace tiempo vi por internet un mapa con los distintos nombres que reciben platos similares al frixuelo y me quedé con las ganas de ir probándolos. Cuando, gracias al #Asaltablogs, entré en Poesía culinaria, sabores de Nati, captaron mi atención un montón de recetas, pero sin duda el pan injera etíope fue el que más me cautivó: me picaba el gusanillo de los frixuelos internacionales.
Así que sin más dilación, me puse con la receta. Mientras fermentaba, busque acompañamientos: doro wat, ensalada etíope, fasolia... Así lo comeríamos a los tres días. No se me ocurrió ponerme a mirar nada de los injera hasta que saqué el primero de la sartén, lo probé y ¡PUAG! ¡horror! ¿Pero qué es esto? Acidez, amargor, ¡intragable! Consulta en el móvil: "Sabor injera". Por suerte, el doro wat estaba burbujeante en el fuego contiguo y, en vez de enfurecer y tirar el endemoniado menjunje mientras el dichoso aparatejo cargaba la página, decidí mojarlo en la salsa aun acuática del pollo. Cambio, placer, delicia: ¡qué combinación! En la pantalla del móvil, encabezando los resultados del buscador: "Sabor ligeramente amargo y un tanto avinagrado". ¿"Ligeramente"? ¿"Un tanto"? Juzguen ustedes mismos.
INGREDIENTES
Para la masa
130 g de harina de trigo
50 g de harina de arroz
70 g de harina de trigo integral
80 g de harina de maíz
300 ml de agua tibia
100 g de masa madre activada 100% hidratación
1 cucharadina de té de azúcar
1/2 cucharada de café de salPara la hidratación del día siguiente
150 ml de agua caliente
1/2 cucharadina de té de bicarbonato
ELABORACIÓN
Mezclar bien todos los ingredientes de la masa y dejar reposar durante 24 horas a temperatura ambiente. Preparé la masa a última hora de la tarde del día 1, al día siguiente (día 2) los dejé preparados por la noche para comer el día 3 a medio día.
Cuando pasen 24 horas (no tenemos que ser muy estrictos con el tiempo, si variamos una hora arriba o abajo, no pasará nada), ya tendrá burbujinas.
Entonces, hidrataremos nuestra masa con 150 ml de agua caliente y media cucharadina de té de bicarbonato. Revolveremos bien hasta que quede una masa uniforme y dejamos reposar una hora.
Una vez lista, haremos los panes como si fueran frixuelos. Calentamos una sartén a fuego alto, tomamos una garcilla llena de masa y la vamos echando en la sartén desde el centro haciendo forma de espiral. Con la otra mano, agarramos la sartén por el mango y la vamos moviendo para esparcir la masa. Se tiene que formar una capa un poco gordita, no tan fina como los frixuelos. Entre un crepe y una tortita, unos dos milímetros o así.
Cuando esté la masa repartida, la colocamos sobre el fuego fuerte y veremos que salen unas burbujas que se van explotando, cuando veamos que solo quedan agujeros, que no hay burbujas, bajamos el fuego y tapamos la sartén. Dejamos que se cocine a fuego suave durante dos o tres minutos.
Cuando la injera esté lista, la colocamos sobre una superficie en la que se enfríe y, a poder ser, no se humedezca. He utilizado un cestillo para ir colocándolas, pero también podemos hacer como con los frixuelos, ponerlos sobre la encimera he ir moviéndolos y dándoles la vuelta para que se enfríen sin humedecerse.
Cuando estén fríos, para guardarlos para el día siguiente los he envuelto en un paño de algodón y los he dejado en el cestillo.