Afortunadamente, porque la vida sin estos recuerdos y la sensación que nos hacen sentir pese a que hayan pasado muchos años no seríamos nada.
Mi adolescencia va unida a los veranitos en un pueblecito de Cádiz, paseitos por la Alameda, olores que parece que aún puedo oler, siestas "obligadas", aquel chico especial, cambio de costumbres, sabores deliciosos y palabras robadas que te llevas de allí sin poderlo remediar.
El puestecito de higos chumbos, donde mi padre se paraba a comprarme uno siempre que pasabamos por él y su media sonrisa al dármelo. Las mismas batallitas que me contaba año tras año que me sabía de memoria y que no interrumpía nunca porque me encantaba escucharlas.
Tengo pendiente volver a pasear con mis hijos y mi marido por ese lugar que aunque lo más seguro no tenga nada que ver con esos tiempos, aún conservará esa magia que la hace única para mí. Esa magia nunca desaparecerá. Y buenoooooo ya está!! que me estoy poniendo de un tontorrón... y ya ando bien servida en este tema los últimos meses.
Como este verano me estoy dando un buen atracón de ellos, no podía dejar de compartir una receta con vosotros utilizándolos. Aunque a mí me gusta comerlos sin nada esta vez me decidí a hacer un postre con ellos.
Antes de empezar a explicaros la receta hay que pelar los higos chumbos y evitar que sus pequeñas espinitas se te claven en las manos, porque son pequeñitas pero matonas...
Reconozco que soy muy bruta y yo los cojo y los pelo tal cual y luego me quejo, pero como esta vez no quería escuchar a mi queridísimo y pesao marido (Joze te quierooooo) pues me dije de hacerlo bien, y aprovechar para mostrároslo. Utilicé las bonitas manos de mi hija Alba. Espero que os sirva de algo y si sois igual de brut@s que yo al menos no quejaros y si lo hacéis siempre sin testigos jijijiji.
Una vez pelados los pasaremos por la batidora y luego los colaremos para obtener el zumo de higos que necesitamos después.
Ahora vamos con la receta que más fácil no puede ser, vamos al lío.
Ingredientes para 6 -8 copas:
250 ml. de zumo licuado de higos chumbos (perdón no miré cuantos higos necesité para ello)
175 ml. de nata (crema de leche) para montar.
Azúcar al gusto.
4 hojas de gelatina.
4 5 higos chumbos más.
Preparación:
Lo primero que haremos será poner la gelatina a hidratar en un vaso de agua fría.
Ahora en un cazo al fuego pondremos el zumo de los higos, la nata (crema de leche) y el azúcar, remover bien y llevar a ebullición. Cuando hierva quitarlo del fuego y poner las hojas de gelatina. Removeremos bien con las varillas manuales hasta que se disuelva por completo.
Para darle otro aspecto yo puse las copas dentro de la nevera con un punto de apoyo que las dejara inclinadas y luego puse la mezcla de panna cotta dentro y dejé cuajar así. Necesitará unas 4 horas aprox.
Una cosa la mar de sencilla y que queda estéticamente muy bonita.
Mientras pelaremos unos 4 higos chumbos más y los partiremos a rodajas, lo espolvorearemos generosamente con azúcar y lo dejaremos macerar en la nevera tapado, esas 4 horas que necesita la panna cotta para cuajar.
Sacaremos y con tenedor lo chafaremos bien y lo colaremos para separar el zumo de las pepitas. Reservar algunas pepitas, a mí me encantan las pepitas del higo chumbo así que fui generosa y guardé bastantes.
Ahora cuando la panna cotta esté totalmente cuajada sacaremos y pondremos un poco del licuado de higos y unas cuantas pepitas, si no os gustan no pongáis pepitas. Y listo para disfrutar de este rico postre.
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