La verdad es que cuando pruebas la pasta fresca casera (y encima hecha con tus manos, que siempre parece que está más buena) descubres lo rico que puede llegar a estar un simple plato pasta, disfrutar solo de su sabor con un acompañamiento sencillo y sin salsa.
Además, esta vez fue mucho más fácil prepararla por que, gracias a mis padres, he podido dejar de lado el rodillo y utilizar una pedazo de maquina para estirar la masa. Tener la masa finita y estirada en un plis ¡me ha parecido magia! jajaja. Además, mi hombro me lo ha agradecido muchísimo ;).
Sobre estos raviolis con gambas solo puedo decir que están riquísimos. Tienen un sabor muy suave y no son nada pesados, ya que pusimos las espinacas crudas. De esta manera, aunque pueden quedar un poco "crujientes", evitamos añadir el aceite del rehogado al relleno y quedan más ligeros. Y las gambas que te encuentras de vez el cuando le dan ese toque de sabor diferente para que el plato no sea muy monótono.
Si no tenéis o no os gusta la crème fraîche la podéis sustituir por cualquier queso cremoso suave, que quedará igual de bueno.
Ingredientes (para 4 personas)
200 gr. de harina
2 huevos
100 gr. de espinacas
100 ml. de crème fraîche
Un puñado de gambas peladas
2 ajos
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Perejil picado
Queso rallado al gusto Preparación de la masa
Bate bien los huevos. Coloca la harina dentro de un bol formando una montaña, haz un agujero en el centro y añade los huevos batidos. Remueve la masa con una cuchara de madera hasta que la mezcla tenga un poco de consistencia y sigue amasando con las manos.
Espolvorea un poco de harina sobre una superficie plana para que no se pegue la masa y sigue amasando durante unos 10 min., hasta que veas que la masa es homogénea, suave y no tiene grumos. Haz una bola, colócala dentro del bol espolvoreado con un poco de harina y tápala con un paño de cocina.
Deja que la masa repose durante 30 minutos aproximadamente.
Pasado ese tiempo, divide la masa en dos partes, amasa una de ellas un poco y pásala por la máquina de pasta varias veces hasta conseguir el grosor que más te guste.
Si no tienes la máquina y quieres hacerla a mano, puedes espolvorear un poco de harina sobre la superficie donde vayas a trabajar y sobre el rodillo, amasar un poco la masa y estirarla con la ayuda del rodillo hasta conseguir que tenga el grosor que quieras.
Con la ayuda de la máquina y el accesorio para raviolis, un cortador de pastas o un cuchillo y buen pulso, corta la masa estirada en forma de cuadrados. Recuerda que tienes que acabar con un número par ;).
Colócala sobre una hoja de papel para hornear, espolvorea un poco de harina por encima y déjala reposar mientras preparas el relleno.
Preparación del relleno
A nosotros nos gustan las espinacas crudas, así que decidimos no cocerlas antes de rellenar la pasta, y simplemente las cortamos en trozos muy pequeños. Pero si lo prefieres, puedes cocerlas y escurrirlas muy bien después.
Mezcla las espinacas con la crème fraîche y salpimienta. Si puedes, deja que repose un poco en la nevera para que cuaje.
Y terminamos el plato
Ya solo nos queda seguir tres sencillos pasos para rellenar los raviolis. Pon un poco de relleno en el centro de uno de los cuadrados de pasta, procurando dejar los bordes libres, tápalo con otro y cierra los bordes con la ayuda de un tenedor.
Para cocer la pasta, prepara una olla con agua, sal y un poco de aceite y, cuando empiece a hervir, añade los raviolis. Recuerda que es pasta fresca y estará lista en pocos minutos. Una vez cocidos los raviolis, escúrrelos bien y reserva.
Mientras se hace la pasta puedes preparar las gambas que acompañan a este plato. Corta los ajos en rodajas y rehógalos en una sartén con un poco de aceite bien caliente. Cuando comiencen a estar dorados, añade las gambas peladas y rehógalas hasta que estén bien hechas.
Para emplatar, pon los raviolis, añade unas cuantas gambas por encima, un poquito de perejil y queso rallado y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.