Aprovechando la temporada, he preparado una receta súper sencilla y que os puede ser de utilidad para una cena.
Podéis usar cualquier tipo de setas que haya en la frutería de al lado de casa, y si os gusta y tenéis la oportunidad de salir al campo a buscarlas, pues mucho mejor, pero siempre con precaución y siguiendo las indicaciones que los micólogos de la zona os marquen.
1/2 kg de setas
200 gr de espinacas cocidas
1/2 l de nata (crema de leche)
6 huevos grandes
sal
pimienta
ajo
nuez moscada
Pelamos los ajos, los cortamos en laminas y ponemos en una sartén con un poco de aceite. Cuando están un poco dorados, incorporamos las setas y las sofreímos.
Reservamos. Ahora batimos los huevos, la nata (crema de leche), una pizca de sal, la pimienta negra y la nuez moscada.
Hemos cocido en poca agua las espinacas y es hora de trocearlas. Las mezclamos con las setas e incorporamos a la mezcla anterior.
Calentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo y mientras, untamos nuestro molde con mantequilla.
Espolvoreamos un poco con pan rallado y extendemos bien.
Ahora echamos nuestro relleno en el molde intentando que quede extendido por todos lados por igual.
Lo metemos en el horno pero sobre una bandeja a la que echaremos agua, ya que haremos nuestro pastel al baño María.
Lo tendremos 20 minutos en el horno. Cuando haya pasado el tiempo, lo pincharemos con una aguja o un cuchillo para comprobar que está cuajado. Si sale limpia, el pastel está listo.
Lo sacamos con cuidado y dejamos que se entibie antes de desmoldar.
Es un pastel que puede comerse tanto frío como caliente, aunque en ésta época apetece calentito. Podéis acompañarlo de una salsa mayonesa ligera o incluso una salsa de queso... os lo dejo a vuestra elección.
Seguro que aprovecháis las setas de temporada de muchas formas. Compártelas conmigo.
BUEN FIN DE SEMANA