Nos remontaremos al histórico descubrimiento de América y como consecuencia, la introducción de la patata en Europa, terminando así con la hambruna que tantas muertes había causado. Pizarro fué quien descubrió este tubérculo, al que los indígenas de las altiplanicies peruanas llamaban "papas" y eran la base alimenticia de los incas.
Sin embargo, en los principios, Europa las desdeñó incomprensiblemente. A España llegaron alrededor del año 1560 y su cultivo se extendió hacia Portugal, Francia, Italia e Inglaterra... Se consideró como un cultivo raro y se usaron para ornamentar jardines y plazas.
La patata no gozó en nuestro país de buena reputación pues no aparecía citada en la biblia y se decía que era una planta demoniaca, incluso se le atribuyó la transmisión de la lepra o tuberculosis. Se consumió por primera vez en Sevilla, en el Hospital de las Cinco Llagas, actualmente sede del Parlamento Andaluz, donde se utilizó como alimento de los enfermos que allí se encontraban.
De la misma forma, los franceses la vieron como una anomalía botánica al crecer bajo tierra, fue rechazada en todos los ámbitos sociales y las llamaron pommes de terres ( manzanas de tierra ).
En el s.XVII, Irlanda las aceptó convirtiéndose en la burla de los ingleses, quienes sólo la empleaban para alimentar al ganado. Pero los irlandeses se excedieron dedicando grandes extensiones de terreno laborables a su cultivo, convirtiéndose en la base alimenticia de esta isla. Pero en 1846, un parásito atacó los campos y terminó con todos los campos de patatas. Esto costó a Irlanda un millón de muertos, la isla fue abandonada por miles de familias que huían hacia América.
Pero Federico II el Grande, rey de Prusia (1712-86), observó que la patata podía ser un alimento perfecto para combatir la hambruna. Los campesinos se negaban a plantarlas, por lo que él decidió hacerlo en los campos y jardines de palacio bajo fuertes medidas de seguridad. Los prusianos creyeron que se custodiaba algo de mucho valor y asaltaron el palacio para robarlas. Así se eliminaron los prejuícios sobre ellas y Federico II pasó a llamarse el Rey de la Patata. Desde hace mucho tiempo y en su honor, se depositan patatas en su tumba.
Antonie Agustin de Parmentier, farmacéutico francés, fue hecho prisionero en Westfalia (Prusia). Allí descubrió la patata. Fue puesto en libertad y cuando regresó a Francia, instó a Luis XIV a que sembrara este tubérculo para ayudar a terminar con la hambruna que azotaba a este país. Parmentier pudo demostrar que se trataba de un producto nutritivo y fácil de cultivar. Pero hasta que Luis XIV se paseó con una rama de esta planta en la solapa, no se empezó a consumir masivamente. Parmentier obtuvo todo el reconocimiento y, de hecho, a la patata se le llamó durante mucho tiempo "parmentière" en su honor. De ahí, el nombre de la afamada crema parmentier cuya base es la patata.
América ha enriquecido nuestra historia y nuestra gastronomía al proporcionarnos este excelente tubérculo.
No enumeraré sus múltiples cualidades, propiedades y composición pues necesitaría extenderme mucho y no se trata de eso. Con esta entrada he querido relatar curiosidades sobre nuestras adoradas patatas, actualmente presentes en innumerables platos de nuestra cocina habitual y difíciles de sustituir.
Comenzamos a cocinar con gusto, de forma sencilla y a fuego lento... ¿ Me acompañas ?
INGREDIENTES
1/2 k. de patatas pequeñas
250 g. de guisantes congelados
3 cogollos de lechuga
1 chorizo
1/2 cebolla
2 dientes de ajo
perejil fresco
1 cucharada rasa de harina
sal
AOVE
PREPARACIÓN
Pon calentar el aceite en el fondo de una cacerola. Fríe en él el chorizo cortado en rodajas. Después añade la cebolla picadita.
Cuando esté doradita, añade el ajo laminado y el perejil picado.
Cuando todo esté bien rehogado, incorpora las patatas peladas y enteras (por lo que deberán ser de pequeño tamaño y más o menos iguales).
Seguidamente incorpora los cogollos troceados.
Disuelve la harina en un vaso de agua y agrega a la cazuela. Pon sal al gusto. Deja que cueza unos minutos y pon los guisantes.
Espera a que los guisantes estén tiernos y la salsa quede reducida.
Antes de servir, espolvorea un poco de perejil picado por encima.