Alimento nutritivo, saciante y rico, que a menudo sirve como acompañamiento para carnes, pero también para pescados.
La patata, tubérculo traído de América, fue durante muchos años un alimento repudiado. No fue hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando Parmentier, un farmacéutico militar y agrónomo francés, aprovechando su influencia en la corte, animó a Luis XVI a publicitar por todo el reino las bondades y propiedades de este alimento.
Este conocimiento le vino dado a raíz de su cautiverio en Prusia, donde como prisionero de guerra, no tuvo otro remedio que subsistir a base de patatas.
De esta manera, pasaron de ser considerado alimento para el ganado, a un producto, que si bien no era exquisito, podría llegar a cubrir buena parte de las necesidades nutricionales de un pueblo que atravesaba una situación de hambruna.
Podemos afirmar, que el puré de patata, es la primera receta que surgió de este tubérculo. Pese a su historia relativamente temprana en Europa, lo cierto es que, muy probablemente, en las montañas de Perú, ya se consumieran hace 10.000 años.
Los Andes de Perú y el noreste de Bolivia fueron el epicentro de la domesticación de la patata. Cabe mencionar, que estas primeras patatas, nada tienen que ver con las que consumimos actualmente, que son fruto de un cruce de variedades y selección genética.
En su forma originaria, eran un alimento profundamente amargo, que ni siquiera la cocción conseguía mitigar.
Además, eran ligeramente venenosas, lo que llevó a los primeros pobladores a embadurnarlas con un poco de arcilla, que se encargaba de capturar las toxinas. Esto lo aprendieron del pariente silvestre de las llamas, que lamían arcilla antes de comer las patatas.
En algunos mercados andinos, aun a día de hoy, se venden variedades venenosas junto a un polvo de arcilla que impide la intoxicación.
Más recientemente, en los años 50, Estados Unidos inventó el puré de patatas instantáneo, siendo la primera maravilla de la ciencia de los alimentos que se empezó a comercializar de manera masiva.
Cómo hacer puré de patata en Thermomix
Nosotros aprenderemos a elaborar un delicioso puré de patatas con productos naturales, sin perder de vista la tradición, ayudándonos a la vez de nuestra Thermomix.
Con respecto a las variedades, necesitaremos de una patata harinosa, independientemente de que sea nueva, tardía o semi - tardía.
Nos interesa la fécula, ese almidón que da ligazón y cuerpo. Las mejores variedades para este propósito son Desiree, Baraka, Duchesse, Monalisa, Kennebec o Spunta, incluso, si tenemos acceso a ella y nos vemos inspirados; la patata violeta.
Más allá de la patata, tan solo tendremos que disponer de una grasa de calidad, pudiendo emplear una buena mantequilla o un buen aceite de oliva virgen extra, o conjugar ambos, en función de lo que más os guste.
Ingredientes:
Patata Monalisa 700 g.
Leche entera 300 g.
Aceite de oliva virgen extra 75 g.
Pimienta negra
Nuez moscada
Sal
Elaboración:
Lavaremos, pelaremos y cortaremos las patatas en dados. Colocaremos la mariposa en las cuchillas. A continuación, agregaremos las patatas, junto a la leche y la sal, y programaremos 30 minutos, a 90º de temperatura y velocidad 1.
Comprobaremos que las patatas han quedado perfectamente en cocidas, de no ser así, programaremos 1 minuto más. Retiraremos la mariposa, e incorporaremos el aceite, que podría ser sustituido por mantequilla. Sazonaremos con pimienta y nuez moscada.
Programaremos 30 segundos a velocidad 5 - 10. ¡Listo! Tendremos un puré perfecto para guarnecer una carne, un pescado, o como primer plato incluido en una dieta de adelgazamiento.
Para enriquecer nuestro puré, siempre podemos recurrir a algunos añadidos. Por ejemplo, es muy habitual añadirle una yema de huevo. Esta debe integrarse en crudo, una vez el puré esté atemperado, para evitar que se coagule.
También podríamos dotar de más enjundia a nuestro puré poniéndolo en una cazuela de barro, espolvoreando algún queso fundente por encima, y terminando con un poco de perejil fresco picado. 5 minutos al horno a 210 °C.
Acompaña muy bien también con unos picatostes o rebanadas de pan tostado, que pueden sostener, por ejemplo, algún queso fuerte que contraste con el fino y delicado sabor de las patatas. El cebollino es un topping top para nuestro puré.
Otra receta muy socorrida y vistosa, emplea puré de patatas como elemento principal. Acomodamos el puré en el fondo del plato, encima colocamos un huevo frito, y como colofón unos boletus salteados. ¡Agrégale un chorrito de reducción de PX!
El puré de patatas, puede hacer las veces de bechamel para elaborar unas deliciosas croquetas. Mézclalas con un poco de bacalao desmigado y salteado, boléala la masa como una croqueta, rebózalas y fríelas. ¡Deliciosas!
Como habrás podido comprobar, las posibilidades son miles. La patata invita a imaginar, y pese a su humildad, puede servir como base o elemento diferenciador en un plato de la más alta cocina.
Recuerda conservar el puré correctamente filmado. En este caso, recomiendo regenerarlo en el microondas. Eso sí, es preferible hacer la cantidad justa y servirlo recién hecho, ya que la patata pierde mucho cuando se refrigera.
¡A disfrutar!
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