Hoy os traigo una receta tradicional de nuestra tierra. Es la primera vez que los hago, así que la forma ha quedado un poco fea, pero de sabor están buenísimos. Espero que os gusten.
INGREDIENTES:
- 1 kg de harina
- 250 ml de aceite de oliva (1 vaso grande)
- 320 ml de vino blanco ( 1 vaso y medio aproximadamente)
- 14 g de anís en grano
- 23 g de ajonjolí (semillas de sésamo)
- la cáscara de 1 limón
- 1 kg de miel + 2 cucharadas de azúcar+ 1 cucharadita de harina
- aceite de oliva para freír.
ELABORACIÓN:
Primero freimos el aceite con la cáscara de limón.
Trituramos el anís en grano muy bien y el ajonjolí solo un poco. Ponemos la harina en un bol y añadimos el anís y el ajonjolí. Vertemos el vaso de vino y mezclamos. Añadimos el aceite frito MUY CALIENTE. Amasamos bien durante un buen rato (unos 5 minutos). La masa no debe quedar ni muy dura ni muy blanda, que sea manejable. Si fuera necesario, podríamos añadir un poco más de aceite y de vino.
Cuando la masa esté lista, hacemos bolitas y las estiramos con el rodillo. Juntamos los extremos y freímos en abundante aceite caliente. Los vamos colocando en una bandeja con papel de cocina.
Por último preparamos la cobertura de miel. Para ello ponemos en un cazo la miel con el azúcar a calentar. Añadimos una cucharadita de harina diluida en 2 dedos de agua y removemos. Cuando comience a hervir, comenzamos a introducir los pestiños de uno en uno en el cazo y los vamos colocando en una bandeja. Truco de mi abuela: Al añadirle el azúcar y la harina, la miel se quedará más pegada al pestiño y brillará más.
* Si queremos que queden más "bonitos" podemos estirar la masa, cortarla con un vaso en forma de círculo y juntar los extremos. Así quedará un pestiño perfecto.
Pero como he querido reproducir la receta tradicional de mi abuela, lo he hecho como los hace ella.