No me atrevo a decir que esta es la receta del pisto manchego, porque ni por asomo. Se trata más bien de mi propia versión del pisto o mejor dicho, de la versión de mi casa, de mi madre. Un pisto sin patatas fritas, que es como también se come en Andalucía, donde el protagonismo se lo llevan únicamente las verduras.
Me ha gustado mucho hacer esta receta, ya que el pisto es uno de los platos que más me gusta y que más me recuerda a mi infancia. Resulta muy gratificante elaborar un plato que te trae tantos recuerdos y que encima, te quede bueno. Seguramente no perfecto, pero si aceptable, ¡jajaja!
INGREDIENTES:
2 tomates (en mi caso usé cherry, porque no tenía de los de toda la vida).
Un calabacín.
Una berenjena.
Un pimiento verde.
Un pimiento rojo.
Una cebolla.
Ajo.
Sal.
Tomate frito.
1º. En una sartén echamos abundante aceite y empezamos con el ajo, luego la cebolla y los pimientos. Después el calabacín, los tomates (que si queréis los podéis pelar) y la berenjena. Todo troceado a taquitos. Le vamos dando vueltas, pero tampoco mucho, porque la verdura según se va haciendo, se deshace.
2º. Si veis que el aceite no se consume y queda muy graso el pisto, podéis escurrir un poco la verdura. Una vez hecho este paso, ya podéis verter sobre ella un poco de tomate frito. Si es casero mucho mejor, pero no pasa nada si es de bote. Os confieso que en mi caso fue de bote, porque no tenía casero.
Creo recordar que el pisto manchego realmente no lleva berenjena, pero como os dije al comienzo de esta nueva publicación, se trata de mi versión del pisto. A mí me gusta mucho esta verdura, así que también la meto. Es una pequeña licencia que me he tomado en este plato, espero que me la permitáis, ¡jajaja!
Es una receta muy fácil y a mí me resulta muy funcional, porque la mayoría de los días como en el trabajo y me llevo táperes. Por lo que suelo prepararme muchas veces este plato, ya que me resulta más cómodo para comer allí.