En esta entrada os mostramos la manera de utilizarlos para organizar en muy poco tiempo unos extraordinarios aperitivos.
Ingredientes:
1 calabacín.
tomate frito casero.
queso rallado para pasta.
1 rulo de queso de cabra.
almendra cruda laminada.
aceite, sal y pimienta.
Lavamos nuestro calabacín, lo cortamos en rodajas de algo menos de un centímetro y lo salpimentamos ligeramente.
Ponemos una plancha al fuego, la rociamos con spray de aceite y vamos marcando rápidamente y a fuego fuerte todas las rodajas de calabacín.
Acomodamos las rodajas marcadas en una fuente para horno y vamos poniéndoles encima todos los ingredientes que tenemos preparados en el siguiente orden:
Primero, y directamente sobre el calabacín, el queso rallado. Nosotros hemos utilizado una mezcla de quesos que lleva chedar, mozzarella y emental.
Sobre el queso rallado ponemos una cucharilla de tomate frito casero y bien denso.
Encima del tomate vamos poniendo el queso de cabra. Debemos cortarlo en trozos que casi cubran la superficie del calabacín.
Hay rulos de queso de cabra, igual que calabacines, más grandes y más pequeños. Nosotros hemos cortado nuestro rulo en cuatro partes y cada cuarto encajaba, casi perfectamente, con el tamaño de la rodaja de calabacín.
Sobre el queso de cabra, y ya para terminar, colocaremos con cuidado unas láminas de almendra cruda y lo introduciremos en el horno precalentado a 180 º C hasta que veamos que el queso de cabra y las almendras se empiezan a dorar. Alrededor de 10 minutos serán suficientes. Se recomienda vigilarlos pues depende del horno y del grosor del que hayamos dejado los ingredientes.
Servirlos preferiblemente tibios y tened preparada siempre una segunda hornada pues, los halagos de vuestros comensales no se harán esperar y, será no solo recomendable sino muy necesario un “bis” de estas maravillosas pizzetas de calabacín y queso de cabra.