Le estoy sacando mucho partido a mi máquina de hacer helados… y es que este veranito no me apetece mucho encender el horno, y los helados caseros están tan buenos… y son mucho más sanos que los comprados… bueno, por lo menos sabemos lo que estamos comiendo ¿no? Además, como veis, me he propuesto que los helados de este verano sean todos muy, muy, muy fáciles, que no lleven huevos y a ser posible tampoco nata (crema de leche).
El de hoy es muy especial… habrá quien piense "¿Helado de tomate? Puaj!" Pues nada más lejos de la realidad, tiene un sabor muy delicado, buenísimo y muy ligero. Existen versiones saladas, para servir como ensalada, pero esta es dulce, para el postre, y tiene la gracia de ser la receta más fácil del universo, ya que se hace a partir de mermelada de tomate. Por supuesto, esta receta vale también para hacer helado con cualquier otra mermelada, es decir, si usamos mermelada de frambuesas, obtendremos helado de frambuesas y está inspirada en una receta de "La receta de la felicidad", cambiando la mermelada y substituyendo la nata (crema de leche) por leche evaporada para hacerla más ligera.
Ingredientes:
250g de leche evaporada
250 g de mermelada de tomate
El zumo de medio limón
Preparación:
Para empezar necesitamos que la leche evaporada esté muy fría, y la batimos en el robot o con las varillas hasta que quede muy esponjosa, casi con la consistencia de la nata montada (crema de leche). Añadimos el zumo de limón y continuamos batiendo, hasta que notemos que espesa un poco más. Entonces añadimos la mermelada de tomate (o la que más nos guste) y mezclamos. En este punto, si tenemos máquina de hacer helados, ponemos la mezcla en la máquina, sino, la llevamos al congelador en un recipiente tapado y la sacamos cada hora para batirla, durante un mínimo de 4 horas. Probadlo, vale la pena, de verdad…