Este queso es un auténtico vicio (y no lo digo porque mientras redacto esta nueva entrada del blog me esté zampando una tostada de pan de castañas sin gluten untada con él).
Vale, los más "técnicos" me dirán que no es un queso porque se supone que sólo se puede llamar queso a los que están hechos con lácteos, pero, nos entendemos no?
Aunque ahora que lo pienso, siguiendo esta misma lógica a muchos de los que se supone que están hechos con leche de origen animal, después de leer la etiqueta nutricional, yo, tampoco les llamaría quesos.
La textura me recuerda mucho a ese queso comercial que tiene mil y una variedades y cuyo nombre todxs conocemos. Es muy suave y muy fácil de extender, pero lo mejor es sin duda el sabor.
Es perfecto para combinar con frutos secos, con unas rodajas de aguacate, o si no eres veganx o vegetarianx, con unas anchoas también estaría brutal.
Esta receta la vi en un blog muy interesante que consulto muy a menudo llamado lolialliati.com.
Le hice unos pequeños ajustes en cuanto a cantidades porque no me suelen gustar los no-quesos con un sabor tan intenso y además le añadí un ingrediente que para mí es primordial cuando hago este tipo de preparaciones y que es lo que les da el sabor a queso: la levadura nutricional (te dejo el enlace de la que yo compro, después de probar muchas, esta es la que más nos gusta y que mejor precio tiene). Tampoco le puse ajo, porque mi estómago tiende a revelarse contra él y prefería prevenir.
Si quieres darle más sabor aún, puedes añadirle 1 cdita. de orégano o tomillo seco.
Ingredientes:
1 taza semillas/pipas de girasol sin gluten (naturales, que no sean ni fritas ni tostadas)
1/4 taza AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)
2 cdas. zumo de limón
1 cdita. sal
2 cdas. levadura nutricional
agua mineralElaboración:
La noche anterior a hacer el no-queso dejamos a remojo con agua las pipas de girasol.
Al día siguiente, cuando vayamos a utilizarlas, desechamos el agua, las enjuagamos con agua del grifo y las ponemos en un colador a escurrir.
Ponemos todos los ingredientes en un procesador de alimentos. Echamos el agua sólo hasta el borde de las semillas, ni una gota más.
Trituramos hasta conseguir una textura cremosa. No os preocupéis si tarda, lleva unos 10 minutos mínimo, depende de la potencia de la máquina.
Si veis que la mezcla no gira dentro del procesador, utilizar una espátula para despegarla de las paredes y echar unas gotas más de agua, pero muy poca, porque si no se pierde la textura cremosa que queremos y nos va a quedar una mezcla muy líquida.
Cuando esté listo, lo conservaremos refrigerado en un recipiente hermético.
Se supone que aguanta hasta 5 días, en mi casa hemos hecho 2 botecitos y nos han durado sólo 2, así que si alguien llega a más días que nos lo cuente porfa jeje.
Tenéis más recetas veganas, vegetarianas y de cocina rápida pero muy sana y nutritiva en mi perfil de Instagram. Daros unos vuelta para verlas, os espero.
On egin.