¡Por fin me he atrevido!
En un primer momento, puede que esto de la pasta casera suene un poco laborioso y complicado pero os puedo asegurar que es una experiencia de lo más sencilla y, sobre todo, divertidísima. De hecho, en casa nos lo tomamos como un juego y, al final, nos peleábamos por estirar la masa como si de plastilina se tratase.
En esta ocasión, nos decidimos por unos exquisitos raviolis con dos tipos de rellenos diferentes: uno de morcilla y queso de cabra y otro de bonito con tomate.
Ingredientes para la pasta:
200 gr. de harina
100 ml. de agua
1 cucharada de aceite de oliva
En primer lugar, tamizamos la harina y la sal sobre un bowl amplio. Hacemos un hueco en el centro y, en éste, añadimos los 100 ml. de agua y el aceite. Seguidamente, añadimos la harina poco a poco de los laterales hacia el centro. Cuando empiece a formarse una masa ligeramente blanda, amasamos sobre la mesa de trabajo hasta conseguir una masa elástica y homogénea. La envolvemos en film y la dejamos en la nevera aproximadamente 1 hora.
Rellenos
Relleno de morcilla y queso de cabra:
Calentamos una sartén con un poco de aceite y freímos la morcilla "desmigada". Una vez hecha, cuando la sartén todavía esté caliente, añadimos el queso de cabra (no hace falta que se deshaga por completo).
Relleno de bonito:
He utilizado la receta de relleno de empanada de bonito que podéis ver aquí.
Preparación de los raviolis:
Sacamos la masa del frigorífico y la dividimos dos porciones para trabajarla mejor. Alisamos la masa ligeramente hasta que ésta se pueda pasar por los rodillos de la máquina de hacer pasta.
Al pasarla por los rodillos puede que la masa se arrugue un poco, pero no pasa nada (es lo normal), irá cogiendo cuerpo al pasarla más veces (unas 4 o 5 veces), siempre empezando por el grosor más ancho al más fino.
En este caso, no he querido hacerla demasiado fina ya que, si no, la pasta no aguantaría el relleno.
Una vez tengamos una placa de masa con el grosor deseado, incorporamos un poco de relleno con una cucharilla. Después, pondremos otra placa de pasta por encima y cortaremos con un corta pastas de raviolis (o manualmente si no disponemos de él)
A continuación, calentamos agua en una olla. Cuando rompa a hervir echamos los raviolis (con cuidado para que no se deshagan) y cocinamos unos 10 minutos. El tiempo dependerá del grosor que le hayáis dado a la masa y de vuestros gustos (a mí, personalmente, me gusta al dente)
Finalmente, los sacamos con una espumadera y emplatamos. En cuanto a los raviolis de morcilla, quedan muy bien con un poco de cebolla caramelizada, sal, pimienta y un chorrito de aceite. Para los de bonito, utilicé trocitos de queso azul e, igualmente, un chorrito de aceite de oliva, sal y pimienta.
¡Espero que os haya gustado!
¡Feliz semana!