Es cierto que venden infinidad de preparados -no especialmente económicos- para elaborar crema pastelera de vainilla, pero la mayoría tienen un regusto artificial que nos da cosica y nos pone el vello de punta. «¡Pero es rápido!» pensaréis algunos, y os equivocaréis porque esta crema pastelera es más rápida aún, más económica y os sorprenderéis a vosotros mismos sentados en el escalón de la puerta de casa, con una olla entre las piernas, rebañando con una espumadera y los ojos en blanco cada resto de crema.
Eso sin mencionar que controláis en todo momento lo que cocináis. De forma que además sabréis lo que lleva en todo momento, sin añadir conservantes ni aditivos químicos y además no lleva huevo, lo que le da un +1 en durabilidad en la nevera. Si además pudiera usarse como tónico facial y para desengrasar motores, entonces sería perfecta y podríais mandar a paseo a vuestra pareja para enrollaros con un táper de dulce.
INGREDIENTES
1/2 litro de agua
500 gr. de azúcar
135 gr. de harina
1/2 cucharada de esencia de vainilla concentrada
Una pizca de colorante naranja alimentario en polvo (sí, sirve hasta el que usáis para hacer paella)
PREPARACIÓN
Es muy sencilla: hervir, mezclar y hemos terminado. Bueno, en realidad primero vamos a hervir el agua con la vainilla, el colorante y 335gr. de azúcar. Ya sabéis que podéis utilizar el colorante que prefiráis, hasta el colorante en polvo que se usa para hacer arroz es válido. Lo único es tener un poco de prudencia por si diera algo de sabor, pero con las cantidades que vamos a trabajar sería poco probable. Tampoco os vayáis a cebar y terminéis echando un bote de curry, que no es cuestión.
Mientras el agua hierve, mezclamos aparte el resto del azúcar con la harina y lo meneamos con alegría para que mezcle por igual. Lo añadimos de una única vez al agua, que ya estará hirviendo a borbotones, y bajamos intensidad al fuego para que las burbujas no nos estallen en la cara y terminen desfigurándonos.
Movemos con energía utilizando unas varillas hasta eliminar cualquier grumo que haya podido quedar, y continuamos haciéndolo hasta que adquiera una consistencia espesa y pegajosa. Entonces ya tendrá un aspecto bastante apetitoso y pedirá a voces que la probéis. Tenéis permiso para hacerlo. Si os llega un regusto a harina, no os asustéis, cuando enfríe habrá desaparecido por completo.
Por último hay que dejarla enfriar a temperatura ambiente tapando el recipiente con film transparente para que no haga esa desagradable costra, que para los menos escrupulosos no es sino la versión para llevar de nuestra crema.
Cuando se haya templado un poco podemos moverla a la nevera para terminar de enfriarla. Y finalmente, es el momento de cargar vuestras mangas pasteleras y deleitaros con una receta tan clásica como una copla y tan desconocida como esas compañías off-shore de la que tanto se escucha hablar ahora y que tantas alegrías provoca a los defraudadores fiscales.
Bon appétit!