Finalmente me animé a comprar varios tonos de pintura metálica y la experiencia me ha dejado más que satisfecha. Así que, aunque en esta ocasión van a ser sólo cuatro palabras, tengo que escribirlas: ¡me encantan los Metallic Food Colors de Rainbow Dust!
Y no, no me pagan por decirlo -ya me gustaría a mí- pero un flechazo es un flechazo. Aunque salga a 5 euros por bote. Tiene muchos colores, todos preciosos, y me parece una opción genial para dar un brillo único a las galletas.
Están listos para usar y tienen una textura cremosita de lo más agradable. Probé también a diluir la pintura con un poco de vodka pero pierde demasiada intensidad, he sacado la conclusión de que es mejor emplearla tal y como sale del bote.
Ya podéis ver que para decorar estas galletas no me compliqué demasiado, pero en ocasiones less is more.
Para hacer unas galletas como estas sólo necesitarás:
-Galletas cubiertas de icing blanco
-Un poco de pintura metalizada lista para usar -en este caso sólo el tono rosa; el oro es en polvo-
-Dos o tres pinceles distintos -el pincel de esponja se vende cualquier tienda de manualidades y pintar con él es un gustazo-
-¡Y ganas de disfrutar!
Me enamoré de mis galletas, más simples imposible. Pero es que ese color cereza me tiene hipnotizada.