Nada más conocido que la famosa tortilla de patatas, para mi gusto preferiblemente con cebolla, aunque en este caso he optado por no ponérsela, realizando una tortilla gigante y con sabores diferentes.
Ingredientes (6 personas):
2-3 patatas grandes
6 huevos
2 cucharaditas de orégano
2 cucharaditas de perejil picado
1 cucharadita de ácido cítrico (puede sustituirse por piel de naranja o limón rallada)
1 cucharadita de colorante alimentario (azafrán)
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Comenzamos pelando, troceando y lavando las patatas.
Freímos las patatas en abundante aceite, a baja temperatura, hasta que queden tiernas, pero no doradas, escurrimos y dejamos enfriar un poco.
Mientras batimos los huevos, les añadimos el ácido cítrico, el colorante alimentario, el perejil, el orégano, la sal, un generoso chorro de aceite de oliva, las patatas, removemos bien y dejamos reposar un poco para que se impregnen bien todos los ingredientes con los huevos.
Aceitamos un molde de silicona con forma de rosca (o la forma que gustéis), colocamos en su interior todos los ingredientes que hemos mezclado y horneamos a partir de horno frío, 180º, calor arriba y abajo, alrededor de 60 minutos.
Comprobamos que pinchado con una brocheta esta sale limpia, desmoldamos y servimos.