Pese a la abundancia de recetas de roscón que aparecen estos días, me decido a publicar la mía porque humildemente creo que aporto algo al respecto. Yo lo elaboro sin masa madre, de forma sencillísima y sin que por ello el resultado desmerezca para nada.
El roscón de Reyes es un pan dulce de origen muy remoto. Antiguamente, en casi todas las culturas, existían los panes de fiesta. Iban especiados, con añadidos de frutas y decorados de forma especial. Solían tener una carga simbólica y cada uno era propio de una celebración determinada.
Solían amasarse con harinas blancas finamente molidas y tamizadas para diferenciarlos de los panes de diario y se les añadía leche, huevos, grasa o mantequilla, azúcar, especias y frutas. Así es como nos encontramos con el rosco de Reyes pero también con otros panes dulces como el Kulich ortodoxo o los bollos de Pascua ingleses.
Hoy día, con la mejora del nivel de vida, le añadimos a veces ingredientes exóticos y carísimos.
El agua de azahar, por ejemplo, es carísima y no se encuentra fácilmente así que si no disponemos de ella, la podemos sustituir por una infusión de azahar muy concentrada. El azahar para infusiones lo venden en las herboristerías en bolsitas y tiene un precio muy razonable.
Las fotos que acompañan la receta son las de mi roscón del año pasado. A nosotros, él solo, nos parece un poco simple así que siempre nos lo comemos con chocolate a la taza y así, ¡sí que está bueno!
INGREDIENTES
Para un roscón mediano
Un huevo ? 65ml de aceite de oliva suave ? 2 cucharadas colmadas de azúcar ? ralladura de naranja y de limón ? 300g de harina de fuerza ? 100g de leche tibia ? un sobre de levadura seca de panadería ? una cucharadita de agua de azahar.
Para adornarlo
azucar - almendra laminada - guindas o cerezas en almíbar o escarchadas - naranja confitada - huevo para pintarlo
ELABORACIÓN
Mezclamos en un cuenco bien grande la harina y la levadura. Lo del cuenco grande es importante porque la masa tiene que crecer más del doble de su tamaño.
Batimos aparte el resto de los ingredientes todos juntos: el huevo con el aceite, el azúcar, las ralladuras de naranja y limón, el agua de azahar y la leche y lo incorporamos al cuenco de la harina mezclándolo bien con un mezclador o rasqueta o con la mano.
Cuando todo se ha integrado bien y se nos ha formado una masa que será algo pegajosa, la sacamos para una encimera aceitada y lo amasamos hasta conseguir una masa compacta, elástica y lisa que no se pegue.
El amasado podemos hacerlo de la siguiente forma:
Extendemos hacia nosotros la masa, agarrándola con los dedos de las dos manos (fig.1) y la doblamos sobre sí misma (fig.2). Le damos un cuarto de vuelta a la masa y repetimos el estirado y doblado hasta que tengamos una masa lisa y elástica que ya no se pega (o casi) (fig.3) . Entonces hacemos una bola con ella y la ponemos de nuevo en el cuenco previamente aceitado (fig.4).
La dejamos reposar en un sitio cálido, tapada con un film de cocina, durante 3 o 4 horas o hasta que crezca más del doble de su tamaño.
Una vez crecida, volvemos a ponerla sobre la encimera, esta vez enharinada, y a trabajarla amasándola suave y ligeramente durante medio minuto hasta que reduce su tamaño al tamaño original.
Formamos entonces el roscón, introduciendo los dedos en el centro de la masa y abriéndola a la vez que la giramos, hasta darle forma.
Hay que dejarle una circunferencia muy grande para que al crecer no se cierre.
Lo colocamos en la bandeja de horno sobre un papel de hornear espolvoreado de harina y la dejamos reposar de nuevo otras dos horas hasta que crece otra vez.
Yo, además de hacerle la circunferencia grande empleo el truco del cuenco (ver la siguiente foto). Pongo un cuenco pequeño previamente aceitado en el centro para que cuando crezca, no se cierre. Uso un cuenco que pueda ir al horno ya que no lo podremos retirar hasta después de cocido el rosco.
Como hay que taparlo mientras fermenta para que no se seque, un buen sistema es coger una bolsa de plástico grande y limpia, inflarla y colocarla sobre la rosca boca abajo de forma que quede inflada y la tape y la deje aislada del aire pero no la toque.Yo he usado una bolsa de las que venden para basura.
Una vez crecido, retiramos la bolsa y lo adornamos con frutas escarchadas o almibaradas y lo pintamos con huevo batido. Le añadimos también montoncitos de azúcar y de almendra fileteada u otras cosas que se nos ocurran.
Las frutas conviene ponerlas antes del pintado de huevo para que se agarren bien y hay que colocarlas justo en la cúspide o parte más alta de la rosca, presionando ligeramente para que se adhieran. Si las colocamos más cerca del centro o del borde, al crecer la masa en el horno, se resbalarán y se caerán.
Lo metemos a horno precalentado a 200º con calor arriba y abajo, en la parte baja del horno (yo, en la segunda altura empezando por abajo) y a los 10 minutos, rebajamos la temperatura del horno a 180º.
Dejamos que siga cociendo en el horno hasta que lo veamos bien doradito. En mi horno son otros 20 o 25 minutos.
Si el horno es de gas, 200º corresponde a 6 y 180º a 4.
Lleva su tiempo pero...¡nos trae tantos recuerdos bonitos!