Ya estoy aquí de nuevo!!!
El finaaaaal del veraaaano… Bueno, realmente, el verano no ha acabado pero como si así fuera casi casi.
Empieza septiembre y empiezan los nuevos propósitos. Los que me seguís por Instagram (que es la red que más uso y a la que estoy totalmente enganchada) ya visteis los propósitos que puse en el Stories: hacer recetas más “healthies”, tanto para el blog como para el día a día (no significa que no vaya a volver a hacer tartas, eh, todos tranquilos!), retomar idiomas, volver a hacer algo de ejercicio... Seguro que estos dos últimos muchos de vosotros también los tenéis en vuestras listas. Y algunos otros más.
La receta que os traigo hoy es una de mis favoritas sobre todas las cosas: el salmorejo. Me podría comer 1 litro al día. Me rechifla.
Y además es una receta bien fácil, tiene muy pocos ingredientes y no conlleva mucha preparación.
Casualmente, la semana pasada mi suegro me trajo unos tomates de su huerto y, como no los habíamos usado aún, pues este salmorejo es “Made in tomate de Erandio”.
INGREDIENTES (para dos personas):
1/2 kilo de tomates maduros
100 g de pan de telera o un pan de masa blanca, con miga, a poder ser del día anterior
80 ml de aceite de oliva virgen extra
¼ de un diente de ajo. Hay gente que le echa más, pero en mi casa no gusta tanto que sepa demasiado a ajo. Bueno, a mí me da igual, me lo podría comer con ajo, sin ajo…
Sal
El salmorejo, en realidad, aunque sigas unas pautas, es una receta que se puede variar, puedes echar más o menos cantidad de cada cosa. Es cuestión de ir probando el sabor y ver también la textura que va teniendo. Y luego también quedará diferente en función de qué tomates uses, qué tipo de pan, etc. De hecho, esta vez, a mí me ha quedado diferente a la última vez que hice y creo que ha sido por el tipo de pan, debería haber tenido un poco más de miga…
En este tipo de recetas que llevan tan pocos ingredientes es importante que sean de buena calidad.
Lo primero que hacemos es lavar los tomates. Los cortamos en 4 trozos cada uno. Yo no he quitado la piel pero, al cortarlos, si he visto que tenían algún trocito duro en el centro, eso sí lo he quitado.
Los echamos en el vaso de la batidora (la batidora normal de toda la vida) y trituramos.
Después, como no le hemos quitado piel ni pepitas, si queréis que os quede mucho más fino, tendremos que colarlo.
Partimos el pan en trozos pequeños. Podemos echarlo en el tomate directamente y triturar. Si está demasiado duro, lo dejamos unos minutos en el tomate para que se ablande y después trituramos.
Echamos el ajo, el aceite y una pizca de sal (podemos ir rectificando después).
Trituramos todo hasta que consigamos la textura deseada.
Y guardamos en la nevera unas horitas para que esté fresco.
A la hora de comerlo, podéis echarle por encima un huevo cocido o virutas de jamón.
Espero que os haya gustado!!!
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Un beso
Ane