Las referencias históricas sitúan su primera aparición estelar en un Café parisino allá por el año 1910. En la novela de Marcel Proust “A la sombra de las muchachas en flor”, el autor hace referencia al “Croque-monsieur” relatando que lo degustaría junto a unos huevos a la crema. Desde ese momento ha ido subiendo su popularidad hasta ser actualmente una elaboración presente en todos los rincones del país.
Es un sándiwch que sorprende por su cremosidad y a pesar de la bechamel no se hace nada pesado. Y calentito, es una auténtica delicia.
Ingredientes (para un solo sándwich):
2 rebanadas de pan de molde
2 lonchas de jamón cocido
50 gramos de queso
para preparar la bechamel:
60 g. mantequilla
80 g. harina de trigo
500 ml. de leche
Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
nuez moscada
Preparación:
Empezamos preparando la bechamel. Para ello tamizamos la harina para evitar futuros grumos. En un cazo, calentamos la leche durante unos 5 minutos pero sin que llegue a hervir.
En otro cazo, calentamos la mantequilla hasta que se derrita para añadirle la harina tamizada y mezclamos para cocinar la harina y evitar que nuestra salsa tenga gusto a harina cruda. Cuando tengamos lista la harina, añadiremos poco a poco la leche caliente. Añadimos sal, pimienta al gusto y un poco de nuez moscada molida.
Removemos con ayuda de unas varillas durante unos 5-6 minutos, controlando que no nos queden grumos y tendremos lista nuestra salsa bechamel. Para usarla en el sándwich conviene dejarla atemperar un poco.
Ahora empezaremos montando nuestro delicioso bocata: colocamos una rebanada de pan de molde de base, la untamos con bechamel (esto depende como todo, del gusto del consumidor), queso (el qe más os guste), las lonchas de jamón cocido y colocamos sobre este, la otra rebanada de pan de molde, también untada de bechamel.
En la parte superior de nuestro sándwich pondremos más salsa y queso rallado. Con el horno precalentado a 200º, meteremos nuestro bocadillo unos 10 minutos para después, ponerlo 5 minutos más en función grill.
Mirad qué delicia!