El pasado fin de semana unos amigos nos dijeron de acompañarlos a recoger setas, cosa sobre la que Saúl y yo no tenemos ni pajolera idea… La primera duda que me vino a la cabeza fue si moriríamos en el intento (mi vena enfermera que me ataca en cada momento).
Luego, hablando con ellos, nos dijeron que van a buscar setas desde hace 30 años y que las conocen muy bien, así que allá fuimos.
La zona elegida fue la fôret de Saint-Germaine, en el norte de la región de Ile-de-France. Como no conocía ninguna de las setas me pasaba todo el tiempo preguntándoles si eran comestibles o no. Encontramos un montón de setas de todos los colores y formas.
La verdad es que algunas son muy bonitas, pero si algo he aprendido de las setas es que cuanto más bonita, más venenosas. Así que si algún día véis una seta rojita con lunares blancos, MALOOOOOO MALOOOOOOOOOO. jajaja.
Estuvimos como una hora recogiendo setas y la cosecha fue más abundante de lo que espábamos. Hay algunas que son inconfundibles, como las amatistas, que son pequeñísimas y de color violeta. De ésas nos hemos hartado a coger, sin embargo, para mí son las menos ricas.
Hubo un momento que me encontré una enorme seta con un sombrero marrón y pregunté “¿esta seta se come?” Y tan pronto como lo dije, los que sí conocen el arte de la micología, se lanzaron a por ella ¡¡¡era una de las setas más suculentas y caras del mercado!!! De hecho, encontramos 3. Jajaja no paramos de reirnos al recordar el momento en el que novato pregunta con cara de atontado y los expertos flipan con la suerte del novato. Puedo deciros que esta seta es deliciosísima, mejor que cualquier carne, una pasada lo jugosa y el sabor que tiene. Yo no era fanático de las setas ¡¡¡HASTA AYER!!!
Este post es sólo para incitaros a que comencéis a recoger setas, ya que estamos en la época y es muy divertido ir entre amigos o en familia mientras dais un paseo por el campo y luego disfrutarlas en una comida familiar.
Para hacerlas podéis cocinarlas acompañadas de un arroz o con un buen solomillo como lo hicimos nosotros ayer, pero os aseguro que se pueden comer solas.
Vamos con la receta:
INGREDIENTES:
Setas (las que hayáis tenido la suerte de encontrar)
Aceite
Perejil
Ajo
Sal
ELABORACIÓN:
Cuando lleguéis a casa con vuestra colecta de setas deberéis supervisar las especies que habéis cogido y si tenéis dudas sobre alguna de ellas, DESECHADLA por seguridad.
Empezamos lavándolas con abundante agua. Veréis que se vuelven un poco viscosas y resbaladizas. Comenzamos a cortar los troncos para ver que no tienen gusanos dentro. Si tienen gusanos, cortáis esa zona y si no tienen, pues para la cazuela. También hay algunas especies que tienen como una capa esponjosa por debajo del sombrero que deberéis de sacar con ayuda de un cuchillo.
Nosotros si son muy grandes, cortamos el tronco y luego el sombrero a la mitad. Si son pequeñas, las ponemos enteras en la sartén.
Añadimos un chorrito de aceite de oliva y ponemos a fuego medio-fuerte durante unos 15-20 minutos hasta que veáis que están hechas. ¿Cómo debe ser la cocción de unas setas? Pues deben de estar hechas sin llegar a churrascarse. Dos o tres minutos antes de que estén hechas, añadís el perejil y el ajo. Le dais un par de vueltas mas para que atrapen bien el sabor del ajo, pero sin que este llegue a quemarse y las servimos en la mesa.
¡¡¡ESTÁN DELICIOSAS!!!! Sobre todo las boletus (llamadas también cep). Estoy soñando con volver a comerlas huuuuummmmmmm… ÑAAAAAAAAAAM.
Que se os haga la boca chocolate con estas tremendas setas y buscad a alguien que controle mucho sobre setas y pedidle que os lleve y os enseñe para que podáis disfrutar de este manjar como nosotros lo hemos hecho este fin de semana.
Muchas gracias Pascal y Alexis por vuestras lecciones expertas en micología y muchas gracias a Fabiana y Azul por vuestra compañía y alegría que hacen de cada momento que pasamos juntos, un pedazo de felicidad en nuestras vidas. En definitiva gracias a los cuatro por esa tarde tan bonita.