Cuando era joven preparaba este plato con solomillo de cerdo siempre que quería quedar bien, cuando recibía amigos en casa. Ahora le he puesto el “ibérico” al lado del solomillo para ver si aúpo un poco el plato a otra categoría.
Esta receta arrasaba en los años 80 y 90. Es una receta heredera de un plato todavía más antiguo, el filete a la pimienta, traído de París. El filete se rebozaba en pimienta y se freía hasta conseguir una costra crujiente y los jugos que quedaban en la sartén se aprovechaban para hacer una salsa con un poco de caldo y nata (crema de leche).
Ingredientes para 3-4 personas:
Aprox. 800 gramos medallones de solomillo gruesos de unos 3 cm
Sal, pimienta
Granos de pimienta verde
Tomillo (opcional)
Mantequilla
Aceite de Oliva
150 ml de caldo de carne
200 gramos de nata (crema de leche) para cocinar
2 cucharadas de coñac/brandy
Preparación de la carne:
Calentad el horno a 50º para mantener la carne caliente mientras preparamos la salsa.
Poned un par de cucharadas de aceite de oliva en una sarten y calentadla a fuego medio. Poned los medallones salpimentados y selladlos bien por ambas partes durante un par de minutos por cada lado.
Preparación de la salsa:
En la misma sartén en la que se ha cocinado la carne, añadid la mantequilla y esperad que se derrita a fuego lento.
Añadid el brandy y rascad bien el fondo de la sartén con una cuchara o espátula de madera para recuperar el sabor de la carne.
Agregad los granos de pimienta verde y cocinad un minuto.
Echad en la sartén los jugos que haya soltado la carne mientras estaba en el horno. Incorporar también el caldo (unos 150 ml), removed y añadid la nata (crema de leche), mezclando bien.
Dejad reducir un par de minutos o hasta que la salsa adquiera la densidad que os guste. Corregid de sal en el último minuto. Cubrid la carne con la salsa o servidla en una salsera aparte.
Como sugerencia, podéis servirlo con puré de patatas o con verduras al vapor.