Si viviésemos en Estados Unidos este sería nuestro saludo hoy. Y además no tendríamos que trabajar, y con un poco de suerte mañana haríamos puente.
Pero no vivo en Estados Unidos y la mayoría de los que me visitáis tampoco, así que estamos cumpliendo con nuestros quehaceres habituales y no nos espera una opípara cena.
Los que lleváis un tiempo por mi cocina sabéis de mi gusto por la repostería americana y cómo admiro la capacidad que tiene esta gente de convertir en oro puro aquello en lo que ponen la mira. Son influencers por naturaleza.
También me gustan (pero allí) algunas de sus tradiciones, como el Día de Acción de Gracias y sobre todo sus postres típicos.
Puntualizo y matizo que estas fiestas y costumbres tienen su sentido allí y no en cualquier otra parte del mundo. Con lo amigos que somos de exportar fiestas en unos años me veo a los restaurantes organizando cenas de Acción de Gracias y a nosotros acudiendo en masa.
Si nos hemos traído Halloween o el Black Friday demos tiempo al tiempo y veremos (para horror de muchos, entre los que me incluyo) Thanksgiving Day en nuestros restaurantes.
Mientras ese día llega (o no) aprovecho la ocasión para hacer una excursión virtual y degustar uno de los postres típicos de este día como es la tarta de boniato asado o sweet potato pie.
Es un postre menos conocido que la tarta de calabaza pero os puedo asegurar que no le va a la zaga.
Personalmente me ha gustado mucho y en casa ha tenido muy buena acogida. Estuve mirando muchas recetas de páginas americanas y al final he cogido un poco de cada una en función de lo que tenía en casa.
El color oscuro se lo da la melaza. Hace varios años que tenía una lata de melaza negra en casa y que ni siquiera había abierto. La compré para otra receta (que evidentmente no he hecho) y como estaba en perfecto estado a esta tarta que fue.
El sabor que le deja es impresionante. A mí al menos me ha encantado ese toque oscuro y el gusto un poco amargo que le da.
Ya casi al final de mi trabajo de investigación vi una tarta de boniato asado a la que ponían un crumble con trocitos de nuez. Me encantó la idea, pero me pareció añadir calorías a lo loco así que al final logré un punto intermedio caramelizando unas nueces y poniéndolas sólo en el centro para no ocultar el bonito color de la tarta.
Y no son sólo un bonito adorno, casan perfectamente con el sabor y la textura de la tarta, que es trementamente cremosa, a la par que la complementan
Una vez ha reposado en el frigorífico se deja cortar perfectamente. No es que a temperatura ambiente no se pueda cortar y servir, que se puede, pero el primer trozo no es fácil de sacar, ni queda con una bonita presentación. Y hasta aquí voy a leer que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Me encanta investigar y descubrir postres menos conocidos pero que resultan facilísimos de preparar y son toda una sorpresa para el paladar. El año pasado el gran descubrimiento fue el Pumpkin bread pudding (pudin de pan y calabaza) y la tarta de este año puedo asegurar que le va a la par.
Tengo todo un año por delante para descubrir otro postre típico de estas fechas y compartirlo el próximo Día de Acción de Gracias.
Pero mientras llega el momento ¿qué os parece si compartimos un bueno trozo de este pastel de boniato asado?
Ingredientes:
* 1 lámina de hojaldre o de masa quebrada
* 600 gramos de boniatos asados
* 500 ml de nata (crema de leche) para montar
* 125 gramos de melaza
* 2 huevos
* 40 gramos de mantequilla
* 1 cucharadita de canela
* 1/2 cucharadita de nuez moscada
* 1/4 cucharadita de jengibre en polvo
* 1 cucharadita de vainilla
* 100 gramos de nueces
* 2-3 cucharadas de caramelo líquido
Elaboración:
1. Pelamos los boniatos asados, los troceamos y los ponemos en un bol amplio junto con el resto de ingredientes (salvo la lámina de hojaldre, las nueces y el caramelo líquido) y batimos hasta obtener una mezcla lisa, sin grumos.
2. Forramos la fuente con la lámina de hojaldre y vertemos dentro la mezcla.
3. Introducimos en el horno, precalentado a 200º C y horneamos 15 minutos. Bajamos la temperatura a 180º C y horneamos 30 minutos más o hasta que lo veamos cuajado y con el centro ligeramente tembloroso.
4. Apagamos el horno, dejamos con la puerta entreabierta 15 minutos, sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
5. Mientras tanto en una sartén ponemos las nueces peladas y ligeramente troceadas con las manos junto con dos o tres cucharadas de caramelo líquido.
6. Llevamos al fuego y removemos de vez en cuando. Retiramos cuando las nueces estén caramelizadas (quedará poco caramelo en la sartén y costará un poco moverlas)
7. Vertemos sobre la tarta.
8. Tapamos con film transparente y dejamos reposar en la nevera de un día para otro.
Si no tenéis melaza podéis poner miel, sirope de ágave, de arce, azúcar de caña... lo que buenamente tengáis en casa.
El sabor va a variar, pero podréis disfrutar de un rico pastel de batata asada.
He de confesar que lo he hecho en un molde rectangular porque no tenía masa quebrada pero sí una lámina de hojaldre y como siempre digo que hay que adaptarse a lo que tenemos en casa ¡voilà! aquí me tenéis predicando con el ejemplo.
Lo típico es preparar esta tarta en un molde redondo, pero su versión rectangular queda de lo más aparente ¿no creéis?
Lara ha vuelto esta semana al colegio. A ver cuánto nos dura sin pasar un nuevo susto. Aún estoy poniéndome al día con trabajo atrasado de los días que pasé confinada con ella y de visitas atrasadas no digo nada porque he perdido la cuenta, pero estoy intentando pasar por todas vuestras cocinas.
Espero que todos estéis bien y como todas las semanas no tengo palabras para agradecer vuestra fidelidad a esta cocina.
La semana próxima comenzamos con las recetas de navidad ¡nos os las perdáis! Mientras tanto sed felices y disfrutad del fin de semana y del esperadísimo (y pesadísimo) Black Friday.
Manos a la masa y ¡bon appétit!