Porque aquellas películas tenían algo especial. Esa ambientación decadente. Esos trajes imposibles. Esos guiones épicos, amores grandiosos, pasiones desbordantes. Esa Escarlata OHara malcriada y egoísta... Pero aunque la receta la he hecho pensando en Escarlata, para que no me pase más hambre la pobrecica, de quien yo estaba completamente enamorada era de Rhett Butler.
¿Que me decís de Rhett Butler? A ese tío lo tienes tres segundos delante y no te hace falta más para saber que no te conviene nada nadita. Pero es que a mí me gustan los malotes, los indecedentes, los deslenguados, qué le voy a hacer. Ese bigotillo que volvía locas a todas las damas sureñas. Esa actitud de "francamente-querida-me-importa-un-bledo". Como para echar por tierra toda una reputación. Y dos. Yo, ni lo hubiese dudado...
Lo que a mí verdaderamente me llama la atención es como esta película, estrenada en 1939, todavía sigue resultando espléndida en su conjunto, a pesar de los más de 75 años que lleva a sus espaldas. Una historia de amor llena de intereses, de pasiones ocultas, de errores... pero una historia de amor al fin y al cabo.
Es posible que ya lo haya comentado aquí en alguna otra ocasión, pero a mí me cuestan las pelis de amor "romántico" merengoso y maravilloso, porque no creo en él. No creo en las historias de mujeres de la vida que se encuentran Richard Geres por las esquinas, que las tratan como a princesas y las llevan a comer escargots y a las carreras de caballos y a comprar modelitos a Rodeo Drive. No creo en las historias de amor que por imposible que parezca acaban en final feliz. El amor es extraño, no siempre acaba bien; de hecho, muchas veces acaba fatal.
Pero en contra de lo que os pueda parecer, he venido a hablar de comida. Aunque se alude constantemente a la comida, no aparece en muchas ocasiones. Las señoritas casaderas no se ocupan de esas cosas, no comen en público, no dicen lo que piensan ni lo que sienten, ni lo que les gusta. Se quedan esperando a pescar el marido adecuado. Menos Escarlata, que con todo lo descarada que es desde el principio, es la que hace lo que quiere, la que jura no volver a pasar hambre. La que devora con auténtica voracidad todo lo que cae en sus manos durante su luna de miel, ante el asombro de su ya esposo Rhett Butler.
Casi al principio de la película, Escarlata asiste a una barbacoa, y allí rodeada de todos sus admiradores, se le sirve un pedazo de tarta. Este fue el punto de inspiración. Si tuviese que pensar en una receta de tarta que encarnase a Escarlata, sería sin duda la Devils Food Cake o Tarta del Diablo. Puro pecado de chocolate. De esas cosas que te juras no probar por el bien de tu dieta, pero a la que no podrías decir que no. No way. Suave como terciopelo, se deshace en la boca... Lujuria y pecado. Esto no puede acabar bien... Ea, ya te has comido media tarta...
Sin embargo, por tratarse de nuestro querido Typical Spanish, la he convertido en una Tarta de Chocolate, y he dejado al diablo para otra ocasión. Aunque la cobertura la he preparado con chocolate con leche (a mis niños no les gusta el chocolate negro) podéis sustituir este por chocolate negro si lo preferís. El sabor será, seguramente más intenso. Así que si sois verdaderos amantes del chocolate, ni lo dudéis. Para el relleno, igualmente, podéis rellenarlo con la misma crema de la cobertura, o quizás sustituirlo por un poco de crema de queso (en la receta de la Tarta Colibrí tenéis cómo prepararla) si no os gusta tanto chocolate.
¿Vamos al lío?
Tarta de Chocolate {Escarlata O´Hara}
Ingredientes:
Para el bizcocho:
180 g de mantequilla.
25 g de cacao en polvo.
90 ml de agua caliente.
90 ml de nata (crema de leche) para montar, mezclada con una cucharadita de zumo de limón.
190 g de harina.
1 cucharadita de levadura química.
una pizca de sal
200 g de azúcar
3 huevos.
1 cucharadita de vainilla.
Para la cobertura de chocolate:
200 g de chocolate {con leche, o negro, o mezcla de los dos, a vuestro gusto}.
200 g de nata (crema de leche) para montar.
25 g de mantequilla.
Preparación:
1. Precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo. Engrasamos las paredes de un molde, y cubrimos el fondo con papel de hornear. En un bol tamizamos la harina, la sal y la levadura química. Reservamos.
2. Mezclamos el cacao en polvo con el agua caliente hasta que esté bien disuelto. Dejamos templar y le añadimos la nata (crema de leche) que habremos mezclado con una cucharadita de zumo de limón (es así como preparo mi sour cream casera). Reservamos.
3. Batimos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar hasta que esté blanquecina y esponjosa, con la textura de un helado. Añadimos los huevos, uno a uno, sin dejar de batir, y esperando a añadir otro huevo hasta que se haya integrado bien el anterior. Añadir la vainilla.
4. Incorporamos la mitad de la harina; después el cacao que teníamos reservado; y añadimos el resto de la harina y terminamos de mezclar.
5. Ponemos la masa en nuestro molde, y lo llevamos al horno, unos 45 minutos a 180ºC. Dejamos enfriar completamente el bizcocho sobre una rejilla.
6. Mientras se hornea el bizcocho, preparamos una ganache con el chocolate que hayamos escogido. en mi caso, fue chocolate con leche. Ponemos en un bol el chocolate troceado y la mantequilla. Llevamos la nata (crema de leche) a ebullición, y cuando hierva la vertemos con cuidado sobre el chocolate. Mezclamos bien, hasta que todo el chocolate y la mantequilla se hayan derretido, y tengamos una crema suave. Dejamos enfriar y la reservamos en la nevera, para que esté bien fría.
7. Montamos nuestra ganache con ayuda de unas varillas, como si se tratase de nata montada (crema de leche). Abrimos el bizcocho a la mitad con cuidado. Rellenamos con parte de la ganache, y luego cubrimos la tarta por encima con la misma crema.
8. Decoramos y reservamos en la nevera para que la crema tome consistencia.
Este mes, el recopilatorio de La Cocina Typical Spanish es muy especial. Es el primero en el que participo desde que las amadas lideresas me han hecho un sitito en su equipo (¡¡más feliz que una perdiz!!). Porque está lleno de cine y de amor... Así que, antes de oponer resistencia a dejaros llevar por esta ola de amor... recordad aquello que decía Escarlata...
Después de todo, mañana será otro día.