El cordero es una carne que comenzaron a utilizar en sus recetas los pobladores árabes de la Península Ibérica durante la Edad Media, y que fue adaptada en su totalidad a la gastronomía del sur de España.
En Caravaca de la Cruz es muy típica la elaboración de este asado que tiene como principal función resaltar el sabor clásico del cordero lechal únicamente utilizando el tomillo autóctono de la zona. La base de esta estupenda calidad hay que buscarla en el suelo donde pastan las ovejas, un tapetelleno de tomillo y romero, con una raquítica pero finísima hierba que dan al animal una textura y un valor inigualable.
El cordero murciano, criado desde tiempo inmemorial en los campos de la Sierra de Caravaca, ha servido de regalo para reyes y emperadores, se ha guisado en los fogones de los palacios imperiales, en los conventos y, sobre todo, en los calderos de los pastores, en cuyo ámbito pastoril surgieron las mejores recetas.
PREPARACIÓN:
Paso 1: Preparar las patatas
Pelar y cortar las patatas en rodajas de 2 cm.
Paso 2: Preparar el cordero
Limpiar bajo chorro de agua fría para eliminar la sangre y las impurezas de la carne.
Salar la carne y enseguida preparar el majado, machacando el ajo en mortero y embadurnando las paletillas.
Dorar las paletillas en una sartén con muy poco aceite.
Paso 3: Hornear
Poner una capa de patatas sobre bandeja de horno y ponerles encima las paletillas.
Rociarlas con el vino y el aceite y hornearlas a 180°C durante 1h 30′
Perfumar con una ramita de tomillo 5 minutos antes de servir.
Presentación en mesa y acompañamiento
Presentar la paletilla en plato trinchero guarnecida con las patatas y regada con los jugos resultantes del asado. Acompañado con un vino reserva de la tierra o del resto de España, puede resultar un manjar.
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Fuente: http://www.regmurcia.com