Ya sé que las torrijas son un dulce típico de Semana Santa, pero me gustan tanto que yo las hago cada poco. Además es una forma "deliciosa" de aprovechar el pan que me ha sobrado del día anterior.
Como desayuno o merienda es un plato muy rico y más si las salseas con un chorrito de miel.
Intento no hacerlas, porque mi hijo mayor y yo no paramos de picar durante todo el día, pero me pueden más las ganas de comerlas que cualquier otra cosa.
INGREDIENTES:
1 barra de pan (debe ser del día anterior)
1l. leche
1 rama canela
1/2 naranja o limón
2 huevos
Azúcar
Aceite girasol
ELABORACIÓN:
En un cazo ponemos la leche con 4 o 5 cucharadas de azúcar, la canela y la monda de la naranja (con la menor parte de blanco posible, pues amargaría un poco). Dejamos calentar un poco y apartamos del fuego, tapándolo con una tapa o film de cocina.
Mientras cortamos el pan en rebanadas de 2 cm., o un dedo, de grosor.
Cuando haya templado, empapamos las rebanadas de pan. Dejamos reposar unos 2 minutos.
Batimos los huevos, rebozamos cada rebanada "con mucho cuidado" y las freímos en abundante aceite a fuego medio-fuerte. Sólo tienen que coger un color dorado. Las pasamos a un plato con papel de cocina, para que absorban el aceite sobrante. Las ponemos en una fuente y las espolvoreamos con una mezcla de azúcar y canela en polvo.
CONSEJOS ÚTILES:
Hay supermercados que venden un pan especial para torrija (en época de Semana Santa), pero no es necesario. También se puede utilizar pan de molde con el grosor de tostada, pero al empapar las rebanadas son muy delicadas y hay que hacerlo con mucho cuidadín.
Utiliza una espumadera grande o una espátula para darles la vuelta y para sacarlas de la sartén, así no se romperán, pues pueden estar muy cremosinas.