De pequeña odiaba el cabello de ángel, y ahora no es que sea muy forofa del mismo, pero mis inquietudes en materia culinaria me han hecho querer hacer el cabello de ángel casero. El problema es que no encontraba por aquí el tipo de calabaza con el que se hace, la calabaza cidra. Hasta que hace unos meses mi tío me regaló tres ejemplares. Las dejé olvidadas y por mi falta de tiempo hasta ahora no he podido hacerlo. Lo curioso es que cuando busqué la receta para hacerlo descubrí que es mejor dejarlas varios meses para que su corteza se ablande algo, por lo que mi dejadez y falta de tiempo hicieron que las calabazas estuviera en su punto. He visto varias recetas en thermomix, aunque yo he preferido hacerlo de forma tradicional, siguiendo la receta de Ana, En cuanto a la torta con la que he decidido rellenarla es la misma receta, con alguna variante, que publiqué hace ya unos años, la torta de azúcar.
INGREDIENTES:
Para el cabello de ángel:Calabaza cidraEl peso de la pulpa cocida de la calabaza de azúcarLa misma cantidad de agua que de azúcar para hacer el almíbar (podemos añadir canela para aromatizar el almíbar)Para la torta de azúcar:500 gr. de harina de fuerza200 ml. de agua150 ml. de aceite de oliva virgen extraUna cucharadita de sal1 huevo1 cucharada de azúcar5 gr. de levadura instantánea de panadería o 15 gr. de levadura fresca de penaderíaAnís en granoAzúcar para espolvorear
PREPARACIÓN:
Lo primero que haremos será preparar el cabello de ángel. Si queréis hacer más cantidad tendréis que esterilizar botes de cristal para poder conservarlo (hirviéndolos durante media hora en agua caliente y dejando secar totalmente sobre un paño limpio). La calabaza es muy dura y hay que golpearla por todos lados para que se desprenda la pulpa con más facilidad. Así que golpeamos por todos lados y después con la ayuda de un cuchillo o un golpe seco la abriremos.
Desprendemos la pulpa con la ayuda de un cuchillo y quitamos las semillas.
Cocemos en agua caliente hasta que la pulpa esté blanda. Sacamos y refrescamos bajo el grifo y veremos como se desprende los hilos con facilidad. Escurrimos de agua y pesamos.
Preparamos un almíbar con la misma cantidad de agua que de azúcar, que será la misma que pese la pulpa, una vez que comience a hervir añadiremos la pulpa y dejamos hasta que se espese el almíbar y el cabello de ángel se ponga dorado. Entonces vertemos en los botes esterilizados y ponemos boca abajo durante 24 horas. Si lo vais a usar en pocos días no hará falta esterilizar los botes.
Una vez preparado el cabello de ángel preparamos la torta. Empezamos la noche antes preparando la masa, para ello añadimos la harina, añadimos la sal, removemos, en el agua, añadimos la levadura y el azúcar, removemos bien y añadimos a la masa, seguimos removiendo. Por último añadimos el huevo, un puñado de anís en grano y el aceite. Empezamos a amasar, hasta que la masa se vuelva lisa y se despegue con facilidad de las paredes de la amasadora. Metemos en un bol aceitado, tapamos con papel film y dejamos en el frigorífico toda la noche. Por la mañana sacamos una hora antes del frigorífico.
Dividimos la masa en dos. Extendemos una parte dándole forma de torta, sobre papel vegetal.
Extendemos el cabello de ángel. Yo he puesto una capa fina, no le he puesto tanto porque ya os he dicho que no soy muy fan del cabello.
Cubrimos con el resto de masa extendida y cerramos a pellizcos las dos masas haciéndole como un cordón que proteja el relleno y haga que no se salga. Dejamos levar 30 o 45 minutos. Precalentamos el horno a 220º.
Una vez levada espolvoreamos una cantidad generosa de azúcar por encima. Introducimos en el horno durante unos 25 minutos, bajando a 200º los últimos 5 minutos para que no se dore en exceso.
Sacamos y dejamos enfriar totalmente sobre una rejilla. Cuando esté fría podremos empezar a disfrutar de la torta. Me ha encantado, hasta con el cabello dentro, tiene ese sabor a las tortas de nuestras panadería y lo mejor es que es totalmente casera. Podéis rellenarla de chocolate si os gusta más o no rellenarla, como más os guste.
Y ese borde crujiente está buenísimo. Es una de esas recetas que te transporta a la niñez y que también podéis hacer varias tortas más pequeñas con la misma masa, para hacerlas individuales, como más os guste.
Con un trocito virtual os dejo hasta el lunes, esperando que disfrutéis de este fin de semana.
Lidia.