Fue un descuido que, a pesar de que ya os he hablado anteriormente de cómo conservar y etiquetar alimentos en el congelador, se me pasase poner la etiqueta a un paquete de salchichas y que se me ocurriese descongelarlo en la misma semana en que ya las habíamos comido...
Por la forma del envoltorio me pareció pescado, pero no... ¡Otra vez salchichas! Y, qué queréis que os diga, la perspectiva de comer dos veces en semana lo mismo, no me resultaba muy atractiva. Y, ¡algo tenía que hacer con ellas! ¡Aquí no se tira nada!
Como tampoco es plan de lamentarse eternamente, abrí la nevera, saqué unos huevos y me decidí por una tortilla. Una tortilla que nos hizo disfrutar como niños pequeños, porque ¡mira que estaba rica!...
- 6 Salchichas frescas (en mi caso, congeladas por mí)
- 4 Huevos
- 1 Cebolla
- Aceite de oliva
- Vinagre
- Agua para cocer las salchichas
- Sal
En primer lugar, pincharemos las salchichas con un tenedor o cuchillo. Las pondremos al fuego, en una cacerola con agua y un buen chorro de vinagre.
El vinagre ayudará a que las salchichas suelten buena parte de su grasa. Con las salchichas siempre sigo este primer paso de cocerlas durante 10 minutos con agua y vinagre, sea cual sea la forma en que después las vaya a cocinar.
Pasados 10 minutos, desde que el agua comenzó a hervir, las retiraremos del fuego y las pondremos a escurrir.
Picaremos la cebolla en trocitos muy pequeños y la sofreiremos en una sartén con aceite de oliva. Cuando comience a dorarse, retiraremos la sartén del fuego y escurriremos la cebolla para retirar el excedente de aceite.
Con parte de ese aceite, engrasaremos la sartén donde vayamos a cocinar la tortilla.
Batiremos los huevos hasta que estén espumosos y les añadiremos la cebolla y una pizca de sal. Lo mezclaremos bien.
Sobre la sartén dispondremos las salchichas, colocadas sobre la base de ésta y sin poner unas encima de otras.
Verteremos por encima el huevo batido con la cebolla y, procederemos de la misma forma que lo hacemos cuando preparamos cualquier tipo de tortilla. Hay que esperar a que se cocine por un lado, darle la vuelta y dejar que se cocine por el otro.
Incluso es posible que tengáis que darle más de una vez la vuelta, eso ya lo iréis viendo.
Es importante que el fuego no esté muy fuerte, para que no se tueste demasiado por fuera y el interior quede crudo.
Puedes acompañar esta tortilla con una ensalada, un trozo de pan y, de postre, una fruta.
Si quieres ver otras recetas de tortilla en este blog, no te pierdas la tortilla de patata con chorizo, la tortilla de calabacín, o dos tortillas de aprovechamiento como son la de pollo con verduras y la tortilla de espinacas y pasta.
Para cocinar una buena tortilla es indispensable tener una buena sartén antiadherente. Yo tengo una reservada exclusivamente a las tortillas. ¿Por qué? Porque con un mínimo rallado que tenga la sartén, se nos puede quedar pegada la tortilla y no salir perfecta al emplatarla.
También es importante que sea honda y del tamaño que más se ajuste a la tortilla que queremos hacer.
* *
Gracias por suscribirte, Un beso. Chus