No sé cuántas veces habré pedido esta tosta. La descubrí en uno de mis restaurantes favoritos cerca de donde vivo.
La pido siempre y cuando me dejan, claro, porque mis queridos acompañantes están cansados de que siempre tenga que caer en el menú, jajaja.
En cuanto sé que vamos a ahí, ya estoy dándole al coco maquiavélicamente para ver qué nueva excusa pongo esta vez: que si hace mucho tiempo que no la pedimos, que si mejor que pidamos la tosta que es más barata que lo otro, que si tengo mono de queso....
Y si veo que ninguna de ellas da resultado, recurro al plan "modo pesada" y al final consigo que el camarero grite: marchando la tosta de queso de cabra! :D
Pero claro, tener que esperar a comer esta tosta los fines de semana se me hacía muuuuuy largo, así que opté por hacerla en casa. Y ha sido todo un acierto, porque más fácil no puede ser, no tengo que dar explicaciones a nadie y lo mejor: me puedo hacer tantas tostas como quiera!!!! :)
Ingredientes:
Pan de queso (lo compré en el Lidl)
1 bote de mermelada de tomate
Queso de cabra de rulo
Nueces
Elaboración:
Encendemos el horno a 150º con el gratinador encendido. Metemos el pan para que se dore. Picamos con el cuchillo dos nueces. Cuando el pan esté tostado, sacamos, untamos la mermelada de tomate. Cortamos lonchas del queso de cabra y lo colocamos encima. Por último, agregamos las nueces picadas. Metemos en el horno unos 5 minutos hasta que el queso esté fundido. Apagamos el horno, sacamos y servimos.