Una reciente normativa obliga a poner aceite embotellado en las mesas de los restaurantes. Puntilla y descabello para las antiguas aceiteras en las que convivían aceite y vinagre en feliz armonía. Muchos restaurantes parece que no se han dado por enterados. Deben pensar que no vale la pena hacer la comedia de poner una botellita no rellenable de aceite de oliva virgen extra de primera prensada cuando en la cocina están usando aceites baratos. Ocurre, sin embargo, que el cliente empieza a tener el paladar educado y distingue que, a parte de la acidez, un aceite también puede ser valorado por su sabor pues hay aceites más afrutados, más dulces, amargos, picantes o rancios, que otros. Eso depende de la clase de aceituna. En la Península hay variedad de aceitunas pero las más utilizadas son la arbequina, la picual y la cornicabra.
Pues bien, a partir de un buen aceite de oliva extra virgen hemos elaborado esta receta que, propiamente, no es un plato pero que puede ayudar a mejorar una pizza, un pescado, una ensalada o un plato de pasta. Sólo hay que añadir unas guindillas, tomillo, romero o laurel y esperar un par de semanas.
RECETA
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INGREDIENTES
Unas ramitas de tomillo o romero.
6 hojas de laurel.
1 cucharada de pimienta negra.
1 cucharada de pimienta roja.
10 guindillas rojas secas.
500 ml de aceite de oliva virgen extra.
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PREPARACIÓN
Lavar el tomillo, romero y las hojas de laurel y secar bien. Antes de consumir deben estar completamente secas.
En una botella bien limpia y seca poner los granos de pimienta, las hojas de laurel, las ramitas aromáticas y por último el aceite.
Tapar la botella con un corcho y dejar en un lugar fresco y oscuro durante dos semanas antes de consumir.
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CONSEJO
Este aceite se puede utilizar en platos de pasta, pizzas, pescados y ensaladas.