Ingredientes (4 personas)
350-370 grs de arroz redondo
4 alcachofas
1/2 coliflor morada
1 litro de caldo de alcachofas Aneto
1 puerro
1 cebolla grande
2 dientes de ajo
1 cda de cúrcuma
1/2 vaso de vino blanco
Sal y pimienta blanca
Aceite de Oliva
Tiempo: 40 minutos
Película comparada: "El mago de Oz" de Victor Fleming, 1939
Sigue el camino de baldosas amarillas para llegar a la cine-receta, hitchcookian@...
Momento verduras: mise en place.
Lo primero de todo es meternos con las alcachofas. NOTA: Puedes ver el proceso en esta receta de Spaghetti con Alcachofas y pesto. Pero vamos, basta decir que hay que ir "deshojando" hasta llegar a las hojas más tiernas. Cortamos el pie, las partimos en cuartos y les retiramos "los pelillos" del corazón. Las vamos metiendo en un bol con agua y limón.
Cortamos los arbolitos de la coliflor morada, los lavamos y los reservamos. Picamos las cebolla, el puerro y los dientes de ajo en brunoise.
Por último ponemos a calentar en un cazo el caldo. Todo en marcha...
A la cazuela
Echamos un poco de aceite de oliva y salteamos las alcachofas hasta que se doren ligeramente. Las sacamos y dejamos que descansen hasta volver a entrar en escena.
En esa misma cazuela sofreímos la cebolla, el puerro y los ajos (añadimos más aceite si hiciera falta) Cuando empiecen a estar tiernas, incorporamos la coliflor morada. Salteamos.
Incorporamos el arroz a la cazuela y lo tostamos durante 1-2 minutos para que vaya cogiendo aromas del resto de ingredientes.
Vertemos el caldo caliente (2 partes de líquido por 1 de arroz, añadiendo algo más de caldo si hiciera falta para dejarlo en el punto adecuado) y la cúrcuma. Removemos para que se integre.
Cuando rompa el hervor reincorporamos las alcachofas y dejamos cocinar unos 20 minutos a fuego suave, vigilantes siempre del punto, del nivel de caldo y de los bíceps que tenga vuestra cocina.
Cuando esté como debe estar, apagamos el fuego y dejamos reposar 5 minutos. Servimos directamente la sartén o cazuela en la mesa y que cada comensal se sirva lo que guste. ¡Que aproveche, hitchcookian@s!
Película ideal para degustar este plato
THE WIZARD OF OZ
("El mago de Oz", Victor Fleming-1939)
La locura colorista del plato debía tener un reflejo cinematográfico igualmente excéntrico. Toda esa paleta pictórica otorgada por las verduras, se me antojaba casi como un viaje a un mundo de fantasía, donde cosas extraordinarias pueden pasar ante la quietud de tu mirada. Es en ese punto donde la fiesta culinaria se topa de bruces con la sensacional e inmortal obra musical: "El mago de Oz"
Una obra de lo más inquietante y abrumadora en todo su contexto. Muy adelantada a su tiempo y que, sin duda, debería permanecer en nuestra retina. El viaje de una joven en un mundo extraño, amable y desolador al mismo tiempo, que emprende un camino por el camino de baldosas amarillas en busca de la Ciudad Esmeralda y en compañía de unos acompañantes de lo más peculiares (un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león cobarde) para dar con el todopoderoso Mago de Oz y lograr así huir.
Unos pocos antecedentes...
El año 1939 daba fin a una década de lo más provechosa y creativa en Hollywood. El color empezaba a instaurarse en las pantallas, llegando a su cima con "Lo que el viento se llevó" (del mismo año, y curiosamente co-dirigida por el propio Fleming) Nuevas corrientes llegaban al celuloide, nuevos conceptos, se cerraba una época fructífera y ahí estaba "El Mago de Oz" para sacudir los cimientos. Una película que costó dios y ayuda sacar adelante, que no parecía apropiada y que luego resultó ser un éxito apabullante y un claro referente para el futuro.
Ya no sólo se trata de una película querida, recordada y venerada por generaciones, es un ejercicio de estilo y forma en toda regla. Cabe señalar su osadía a la hora de jugar con el blanco y negro y el color, su magnífica banda sonora y su esfuerzo por crear un mundo fantástico donde caben las canciones benévolas y los planos en forma de pesadillas. Brujas perversas, monos voladores, un mago misterioso, árboles raptores, los münchkins y sobre todo la inexorable soledad de la joven Dorothy (maravillosa Judy Garland) en un mundo del que sólo quiere salir de ahí "y volver a Kansas". Una meta clara. Dura. Una suerte de Alicia en un país que le supera, que no comprende.
Nuestra cine-receta
Tiene claros componentes visuales que se ajustan a la propuesta de Fleming. El abanico de cromatismos donde predomina el morado de la coliflor o el verde de la alcachofa, nos catapultan de manera nítida a ese mundo de colores vivos, casi palpables, exagerados, irreales de alguna forma.
Pero, al igual que Dorothy y su perro Totó, empezamos el viaje cargados de inocencia, en blanco y negro, donde nuestras verduras se mantienen crudas, inocentes, ignorantes al tornado que les sacudirá para formar parte de una cazuela de ensueño.
Poco a poco irán cobrando sabor y, sobre todo, color al dar los primeros pasos. Y yendo más lejos, ccomo siempre, podría decirse que ambas protagonistas pueden asemejarse al duelo de brujas (la buena del Norte y la malvada del Oeste): el verde de la alcachofa encuentra en la piel verdosa de la pérfida su similitud, así como la coliflor morada desprende ese mágico atuendo de la benévola.
Entonces vamos construyendo ese viaje que emprende Dorothy junto a sus esperpénticos compañeros por el camino de baldosas amarillas. Esos adoquines que cobran forma de granos de arroz y que se tiñen de dorado gracias a la cúrcuma. La odisea es a fuego lento, una cocción suave que necesita de toda nuestra atención para sortear los obstáculos y peligros del camino, el punto del arroz, la necesidad de más caldo, el toque de la sal...
Y así mientras el caldo oculta la ciudad Esmeralda, una vez que se consume nos muestra la fabulosa visión de los dominios del Mago de Oz. El final del camino, la cocción perfecta.
El reposo del arroz no hace más que incrementar el suspense cuando Oz nos niega los deseos de volver a casa o de hincarle el diente. Pero todo cobra sentido al destapar el "misterio" del mago y asumir su condición de humano. Nuestra voluntad se cumple: hay un corazón para el hombre de hojalata, un cerebro para el espantapájaros, valor para el león, un vehículo de huida (un globo) para Dorothy y un buen tenedor para nosotros.
Está claro que "como en casa en ningún sitio", y así debe ser la comida. Este plato ha querido acercarse a la fantástica película de "El Mago de Oz" desde el clasicismo (un proceso cotidiano) pero con notas de modernidad y mucho colorido. El viaje de las verduras por la tierra de la cazuela, caminando sobre el arroz y buscando encontrarse contigo, porque tú eres el auténtico mago de Oz, tiene que suponerte una mirada a la infancia. Cuando las películas y las comidas suponían trasladarte a otros mundo sin salir del sofá o de la silla del comedor.
Así que átate el mandil, aclara tu garganta y corea conmigo: Were off to see the wizard... the wonderful Wizard of Oz! Because, because, because... of the wonderful things he does!