¡Feliz día a tod@s! Ahora que se acerca sigilosamente la Semana Santa, y que estamos en tiempos de Pascua, creo que es buen momento para empezar a elaborar esas recetas típicas de estas fechas.
Lo que hoy os traigo es un Babka de chocolate y café. El Babka es un pan dulce tipo brioche, típico de Europa del Este, que se elabora durante la Pascua. Babka quiere decir “abuela” en eslavo y se cree que quiere asemejar la forma trenzada llena de pliegues de este brioche a la falda típica de las abuelas.
El Babka suele rellenarse de chocolate, nueces, canela…pero yo hoy quiero ir un poco más allá y añadirle también café moka. Ya sabéis que el café me vuelve loca, y en repostería es algo que sinceramente me sube a los cielos, y si ya hablamos de moka pues no os quiero ni contar. He añadido también nueces, que quedan de maravilla en trocitos pequeños y le dan un sabor maravilloso.
Ingredientes:
Masa:
530 gramos de harina
110 gramos de azúcar
120 ml de leche
3 huevos M
5 gramos de levadura seca de panadero (o 15 gramos de levadura fresca)
Una cucharadita de sal
125 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
15 ml de miel
Una cucharadita de extracto o esencia de vainillaRelleno:
115 gramos de mantequilla
75 gramos de azúcar moreno muscovado
110 gramos de chocolate negro para postres
30 gramos de cacao puro tipo Valor
2 cucharadas grandes de café Moka instantáneo
75 gramos de nueces picadas (yo uso las de marca Calconut)Preparación:
Lo primero que debemos hacer es un pre-fermento, para que la masa nos quede más esponjosa durante más tiempo. Para ello, calentamos la leche unos 30 segundos en el microondas, que quede tibia, añadimos la levadura seca (o la fresca desmenuzada) y 30 gramos de harina. Añadimos también una cucharadita del azúcar que tenemos en la receta. Removemos bien, con cuidado de que no nos quede ningún grumo, y tapamos con film transparente. Dejamos reposar unos 30 minutos.
Pasado este tiempo veremos que el pre-fermento ha doblado su volumen. Ahora, en el bol de nuestra amasadora o robot, vertemos la harina, el azúcar, los huevos, la sal, la vainilla, la miel y el pre-fermento. Amasamos hasta que esté todo integrado. Una vez listo vamos agregando la mantequilla a temperatura ambiente, y partida en cubitos, poco a poco. No añadiremos más cubitos hasta que los anteriores estén totalmente integrados. Este paso es el verdaderamente importante de la receta. La mantequilla hará que nuestra masa quede embriochada y debemos amasar (también se puede amasar a mano, pero el tiempo aumentará) lo mejor posible. En total yo lo tuve unos 15-20 minutos, y sabremos que está lista cuando la masa se vuelva muy fina, brillante y elástica. También podemos hacer la prueba de la membrana. Esto es coger un pedacito de masa, estirarlo entre los dedos, y comprobar que se forma una membrana que no se rompe hasta que la estiramos mucho. Una vez la tengamos lista, meteremos nuestra masa en un bol engrasado y tapado con film, y dejaremos reposar en un lugar cálido hasta que doble su volumen, entre 1 y 2 horas, dependiendo del clima de vuestra cocina.
Mientras tanto, preparamos el relleno. En un cazo ponemos la mantequilla, el azúcar, el chocolate negro, el cacao en polvo y el café. Llevamos al fuego medio y vamos removiendo hasta que esté todo bien fundido. Retiramos y dejamos enfriar.
Una vez haya doblado el volumen nuestra masa, lo que haremos será dividir nuestra masa en dos. La parte que no usaremos la reservamos tapada. Estiramos con ayuda de un rodillo dándole forma rectangular, que no quede ni muy fina ni muy gruesa. Si vemos que se nos pega podemos ayudarnos con un poquito de harina en el rodillo y en la mesa de trabajo. Una vez lista vertemos la mitad de la crema de chocolate y café, y vamos pincelando toda la superficie. Una vez pincelada, añadimos la mitad de las nueces picadas, que os quede como en la foto:
Ahora, con mucho cuidado, vamos enrollando hacia arriba, por el lado más largo, de forma que nos quede un rulo bien apretadito:
Una vez enrollada la masa, la cortaremos en dos de forma longitudinal.
Pondremos la parte del chocolate hacia arriba e iremos formando nuestra trenza, procurando dejarla bien apretadita, no importa si nos manchamos o manchamos la masa, al hornearse esas manchas no se apreciarán.
Trasladamos nuestra trenza a un molde rectangular y alargado tipo plum cake, de unos 30-35 cm de largo. Tapamos con film y dejamos reposar nuevamente en un sitio cálido hasta que vuelva a doblar su volumen. Esto puede tardar entre 30 y 60 minutos. Reptimos el proceso con la otra mitad de masa. Salen dos trenzas.
Una vez hayan fermentado las horneamos 30 minutos a 190º. Antes de sacarlas del horno comprobamos que estén hechas insertando un palito de madera en el centro. Sacamos, dejamos templar, desmoldamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Esta trenza tipo brioche está deliciosa recién sacada del horno, pero también aguanta un par de días bien tapada en un recipiente hermético, y además está deliciosa mojándola en leche o café. Os animo a prepararla, pues aunque parezca de primeras un poco pesada de hacer, dados los tiempos de levado y demás, el resultado merece completamente la pena. Y sin más me despido hasta la semana que viene, ¡besotes a tod@s!
Andrea