Frío y al fin lluvia.
En tiempos de pandemia y guerra casi, casi se nos olvida que estamos inmersos en una sequía de las peores de los últimos tiempos.
Y contra esto sí que es cierto que no podemos hacer nada.
Este invierno a las puertas de la primavera nos invita a quedarnos en casa, a mirar a través del cristal con la esperanza de ver lluvia día tras días... Y a hornear.
No hay mejor plan para los días de lluvia que encender el horno.
Y en esta ocasión me declino por un bizcocho con marcado sabor "a lo de siempre"
Limón, aceite, miel, canela... sabores y aromas que me transportan a mi infancia.
Productos que son fáciles de encontrar en casi cualquier cocina y que nos regalan un bizcocho perfecto para la merienda o para el desayuno.
Compré limones para otra receta y sobraron muchos.
Es lo que tiene mandar a tu maridín a hacer la compra. Que donde pone un limón él entiende una malla de dos kilos.
Es que estaba en oferta.
Y así parece que su despiste crónico está justificado.
Como estas todas.
Entre las interpretaciones libres de la lista de la compra (que a estas alturas no es una lista sino pantallazos de lo que tiene que comprar, a ver si con fotos es más sencillo) arrasar con productos de oferta que ni siquiera sabe para qué se utilizan y confundir las cantidades puedo prometer que a veces me encuentro con cosas que no sé muy bien qué hacer con ellas.
Es por eso que soy tan fan de la compra online, que aparte de ahorrar mucho tiempo (y disgustos) es comodísima porque te lo dejan todo en la puerta de casa y no tienes ni que peinarte para hacerla.
Por no hablar de la ausencia de horarios. ¿Que una niña tiene una mala noche y te tiene en vela? Pues te miras las ofertas del supermercado, aprovechas para comparle unas zapatillas de deporte de esas que has visto mil veces en los anuncios y de paso te compras un pintalabios que has visto que estaba en promoción en esa perfumería que tanto te gusta y que no, en tu pueblo no está, para variar.
Yo espero que la persona que procese estos pedidos no tenga en cuenta la hora a la que han sido hechos aunque confío en no ser la única que está dándole a la VISA virtual a horas intempestivas.
Y después de una de esas noches toledanas encontrarte un bizcocho casero en la cocina hace que tu falta de sueño sea pelín más llevadera.
A estas alturas de la maternidad lo cierto es que a poco que duerma me resulta suficiente y no voy durmiéndome por las esquinas al día siguiente. Jamás pensé que tan poco sueño pudiera ser tan reparador ni que pudiera hacerme a algo así.
Es por ello que el desayuno es una parte tan importante de mi día a día y es que si no cojo fuerzas por la mañana, a ver quién llega a la noche.
Me gustan mucho los bizcochos con limón, pero ellos y yo tenemos una cuenta pendiente porque suben muy bien y cuando apago el horno se bajan y quedan más tipo pudin que bizcocho.
Le he dado muchas vueltas, los he repetido muchas veces y acaban ganando su partida.
Yo apuesto a que es algún tipo de reacción química entre el ácido del zumo del limón y la levadura , pero he sido incapaz de encontrar algo al respecto.
A veces me obsesiono y entro en bucle con ellos. Otras me mosqueo y los lanzo al cajón del olvido, pero soy demasiado cabezona y tengo que quitarme la espinita así que al cabo del tiempo vuelvo a ellos.
Si alguien tiene la respuesta a mi duda existencial repostera le agradecería la información.
Lo que más me gusta de este bizcocho es la mezcla de sabores. Nada me gusta más que la canela y el limón, con regusto a un buen aceite de oliva virgen extra (mejor imposible siendo de cosecha propia)
Son sabores muy de siempre y muy de la repostería de Cuaresma, que la tenemos ya aquí, así que aunque este bizcocho no sea típico de esta época sí que es muy apañado para dar salida a esos limones de los que sólo usamos la cáscara para aromatizar otros dulces, o incluso el azúcar con canela que nos sobra de rebozar las torrijas.
¡Ya sabéis que yo soy muy de darle salida a todo!
Espero que os guste la idea y la llevéis a vuestro horno ¡que el tiempo acompaña muchísimo para meterse en la cocina y preparar cosas ricas y que llenen la casa de aromas tentadores!
¿Alguien se anima?
Ingredientes:
* El zumo y la ralladura de 3 limones pequeños
* 125 gramos de yogur natural o de limón
* 100 gramos de miel
* 80 gramos de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
* 3 huevos
* 2 papeles de gaseosillas (dos sobres blancos y dos azules o morados según la marca) Se pueden sustituir por 15 gramos de levadura química (impulsor)
* 250 gramos de harina
* 2 cucharadas de azúcar blanco y una cucharadita de canela en polvo para la costra.
Elaboración.
1. En un bol amplio ponemos el AOVE, los huevos, el yogur, la miel y el zumo y la ralladura de los limones y batimos hasta integrar.
2. Añadimos las gaseosillas y mezclamos. La masa subirá
3. Incorporamos poco a poco la harina y mezclamos lo justo para integrar.
4. Forramos un molde con papel de horno o pintamos con mantequilla y vertemos la masa.
5. En un bol mezclamos el azúcar y la canela y espolvoreamos por encima de la masa del bizcocho
6. Introducimos en el horno precalentado a 180º C y horneamos unos 35 minutos o hasta que al pinchar en el centro con una brocheta esta salga limpia.
7. Apagamos el horno, dejamos con la puerta entreabierta 10 minutos, sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Una receta muy fácil y que queda muy rica.
Como es una receta en la que se pueden aprovechar muchos ingredientes que hay en casa va para 1+/-100, desperdicio cero de Marisa ¡Estoy en racha en las últimas semanas con este reto!
Gracias una semana más por visitar mi cocina. Estoy un poco ausente, aunque por fortuna ahora mismo estamos libres de virus. No lo diré muy alto por lo que pueda pasar, porque con mis niñas, especialmente con Lara que lo coge todo es mejor no hacerse ilusiones.
Estoy intentando ponerme al día con las visitas a vuestras cocinas y blogs ¡Gracias por seguir al otro lado de la pantalla una semana más. Nos leemos el jueves próximo.
Manos a la masa y ¡bon appétit!