No hay mayor manjar que esos dulces de toda la vida. La receta de hoy tiene su origen en el antiguo Egipto, aunque la receta actual que todos conocemos dicen que procede de antiguos maestros artesanos españoles. Sea cual fuera su origen, os muestro cómo se hace este Bizcocho tradicional de yogur.
Para mí esta receta es muy significativa. Ayer, por ejemplo, vi una película en la que decían que “la cocina eran recuerdos” y creo que es totalmente cierto. El bizcocho de yogur a mi me sabe a mi infancia, a cuando mi madre nos lo preparaba para merendar.
Además, sobre estas fechas, en Semana Santa, también nos preparaba las rosquillas. Al final, esto gratos recuerdos hace que nos sepa mucho mejor este tipo de dulces. Ya no es solo su sabor, sino también la capacidad que tienen de hacernos revivir momentos pasados que nos llenan de felicidad.
Será mejor que me deje de tantas ñoñerías y me centre más en explicaros la receta de hoy. Así que me pongo manos a la obra y comienzo con los ingredientes.
INGREDIENTES
3 huevos.
Un yogur natural o de limón (reservamos el brick del yogur que nos servirá para las medidas del bizcocho).
Una medida del yogur de aceite de oliva (suave a poder ser).
Una pizca de sal.
Una medida y media del yogur de azúcar.
Esencia de Vainilla.
3 medidas del yogur de harina.
Un sobre de levadura.
1º. Precalentamos el horno a unos 180º. Mientras, batimos los huevos en un recipiente y añadimos el yogur. Con la medida del yogur, echamos uno y medio de azúcar; con el aceite, cogemos solo una medida; en cambio, con la harina, cogemos tres. Lo echamos en la mezcla y removemos. Si queréis que el bizcocho se haga más esponjoso, tamizar la harina. A continuación, echamos el sobre de levadura, la pizca de sal y la esencia de vainilla.
2º. Ahora es el momento de coger el molde y cubrirlo entero de mantequilla. Pues con ello evitaremos que la masa, cuando se empiece hacer en el horno, se pegue. Luego hacemos lo mismo con la harina. Un consejo para aplicarla es echando un poco de ella en el recipiente e ir agitándola para que cubra el molde por completo. Después echamos la mezcla en el recipiente y lo metemos en el horno.
3º. Esperamos a que el bizcocho crezca y vamos comprobando si está del todo hecho introduciendo un cuchillo sobre la masa. Si al sacarlo, este está seco, el bizcocho estará listo. De no ser así, lo dejaremos unos minutos más y volveremos a comprobar.
En caso de que tengáis la parte de arriba del bizcocho muy cocida y su interior aun sin hacer, os recomiendo poner un trozo de papel de aluminio encima del molde. De esta forma, el bizcocho se cocerá por dentro, pero no se tostará por fuera.
4º. Una vez hecho lo sacamos del horno y esperamos que se enfríe para desmoldar. La mejor opción es posarlo sobre una rejilla, para que se enfríe también la base. Recordad, que al desmoldar, debéis despegar con cuidado los laterales, ayudándoos de un cuchillo.
Si sois de los que os gusta más los sabores afrutados, os recomiendo que en la mezcla echéis ralladura o bien de naranja o de limón como sustitutos a la esencia de vainilla. Así pues, disfrutad de esta sencilla y fantástica receta e intentadlo en vuestras casas, veréis que rico.
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