En mi recuerdo una de las mejores meriendas que podía tomar y que mi madre me preparaba, pan frito en aceite de oliva espolvoreado con azúcar.
Los romanos ya conocían éste dulce, por lo que podriamos asegurar que tiene un origen que se remonta a más de 2000 años y no sólo es tipico de nuestra tierra, la cocina tradicional de casi toda Europa cuenta con éste legado romano, aunque con otros nombres.
En Alemania las torrijas se llaman Arme Ritter (caballeros pobres), los franceses llaman a su versión pain perdu, o sea, pan perdido, los ingleses las llaman “poor knights of Windsor”, para los americanos las torrijas se llaman French Toast, los Suizos dicen Fotzelschnitten y los Austriacos y Bávaros Pofesen o Pavesen, en Portugal las torrijas se denominan rabanadas.
En definitiva, sea cual su nombre, y aunque son muchas las variantes a la hora de prepararlas todas ellas tienen el mismo denominador común: en el pan asentado, la leche, los huevos sus ingredientes principales, después lo que se pueda o quiera agregar: canela, azúcar, miel y por qué no, emborracharlas con un buen vino dulce moscatel malagueño; aunque en las casas más humildes había que ahorrarse el huevo e incluso la leche. Por ello afirmo, que las mejores torrijas, las de mi madre aunque no se emborracharan ni con leche: pan frito y azucar "espolvoreá".
En el argot malagueño torrija es estar bien “empapado”, mejor dicho borracho de alcohol.
Para prepararlas he seguido estos pasos:
Cortar el pan en rebanadas gruesas un dia o dos antes para que se endurezca.
Espolvorear las rebanadas con un poco de canela molida y remojarlas en vino dulce moscatel (malagueño, eso sí). Reservarlas.
En una cacerolita poner un trozo de piel de un limón, azúcar al gusto y leche; cuando empiece a hervir, retirar del fuego y dejar que se enfríe un poco.
Mojar las rebanadas de pan en la leche de una en una y colocarlas en un plato reservándolas.
Batir huevo, rebozando cada rebanada y friéndolas a continuación en aceite de oliva virgen, con cuidado de que no se quemen.
Escurrir del aceite sobrante sobre papel de cocina.
Calentar miel al baño maria y cuando esté liquida bañar las torrijas.
¡¡ Recuerden disfrutar de éste magnifico dulce todo el año!!