Bicheando en su blog, encontré muchas recetas para asaltar, pero una en concreto que llevaba tiempo queriendo preparar: la cebolla caramelizada. Es muy sencilla, y combina estupendamente con todo tipo de platos, así que resulta ideal para tenerla siempre en la nevera. Se conserva durante bastante tiempo en el frigorífico, pero a mí me gusta congelarla en una cubitera, así siempre tengo porciones listas para utilizar.
Como últimamente estoy intentando llevar una alimentación más sana, he decidido hacer un pequeño cambio a la receta de Catina {podéis ver su versión en este enlace} y eliminar el azúcar añadido para caramelizar la cebolla. La cebolla tiene sus propios azúcares que caramelizan, pero tenemos que darle suficiente tiempo para que esto suceda, de modo que triplicamos el tiempo de elaboración... Eso sí, conseguimos concentrar todo el sabor y el dulzor de la cebolla, sin añadir ningún tipo de azúcar: más sano, sin duda.
Cebolla caramelizada {sin azúcar}
Ingredientes:
2 cebollas grandes.
2 cucharadas de aceite de oliva.
sal.
1 cucharadita de vinagre de Jerez.
Nota de la bloguera: con estas cantidades sale un cuenquito pequeño, no queda para guardar, ya que merma mucho al cocinar. Si queréis guardar, tendréis que duplicar e incluso triplicar cantidades, con lo que también aumenta el tiempo
Preparación:
1. Cortamos las cebollas en juliana fina.
2. Ponemos a calentar el aceite en una sartén o cazo. Sofreímos las cebollas a fuego muy suave, durante el tiempo necesario (aproximadamente 1 hora para la cantidad que yo he hecho) hasta que estén bien doraditas y caramelizadas.
3. Entonces, antes de retirar del fuego, añadimos unas arenitas de sal y una cucharada de vinagre, que ayuda a realzar el sabor de las cebollas. Removemos, y retiramos del fuego.