Mucha gente cree que es suficiente con palpar los aguacates.
Pues no, esa no es la técnica ya que puede fallar por estas simples razones:
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El aguacate maltratado: A fuerza de tanto manoseo de todo el que pasa por ahí, el aguacate se acaba ablandando. Puede que la carne parezca blanda, pero madura, seguro que no.
El aguacate tiene la carne fuerte: Se puede hacer un mal diagnóstico debido a la variedad del aguacate. Puede tratarse de una variedad de carne firme (como el aguacate Hass, el Nabal de Israel y otros)
Al aguacate le haces una mala o deficiente palpación: Crees que el aguacate todavía no ha madurado, pero lo cierto es que ya está pasado. Si hubieras palpado el aguacate por todas partes, habrías notado uno o dos pequeños huecos en un lateral. Es raro que un aguacate madure de manera uniforme. Resultado: cuando lo abres convencida de que está a punto, te encuentras con unas manchas negras que lo hace incomestible ya que el resto todavía no está al punto.
Entonces, ¿cómo elegir bien un aguacate?
Sencillamente, la cuestión es saber mirar la parte que se encuentra debajo del pedúnculo del aguacate, el lugar en donde el tallo se encuentra con el fruto.
Ese es el punto a través del cual podemos ver y saber cómo está la carne.
Si queda un trozo de pedúnculo, hay que retirarlo y observar estos 4 puntos:
1.- Cuando el agujero es verde claro, el aguacate no está maduro todavía.
2.- Cuando el agujero es amarillo, el aguacate está en el momento justo.
3.- Si el agujero es amarillo con unas manchas negras, cómelo inmediatamente.
4.- Y… si el agujero es negro, NO lo compres, porque es demasiado tarde y el aguacate ya ha empezado a pudrirse.
Ahora ya tienes datos suficientes para que la próxima vez que vayas a comprar aguacates,
aciertes al elegirlos.
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