@TheHitchcook
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INGREDIENTES (2 personas)
4 rodajas de congrio cerrado (más barato)
150-200 grs de mejillones al natural
1 cebolla grande
2 huevos duros
Harina para rebozar
1 copa de vino blanco
Agua (para cocer el huevo)
Sal, pimienta y aceite de oliva
Perejil picado
Duración: 20 minutos
Hacía tiempo que no ponía una receta de pescado en todo su esplendor. Aquí va una opción muy fácil y barata para todos los amantes del mar. En esta ocasión he usado mejillones, pero se podría hacer con berberechos, navajas, almejas... Cualquier conserva que pulule por la despensa es susceptible de caer en la olla. Animaos a prepararla porque el misterio se desvela ya. ¡Nos ponemos!
Ponemos el huevo a cocer. Lo sacamos antes de la nevera para que se atempere y no se rompa durante la cocción. Una vez que rompa a hervir el agua, lo dejamos 10 minutos. Sacamos y refrescamos.
Picamos la cebolla en brunoise (en trocitos) y la pochamos en una sartén con un poco de aceite. Echamos una pizca de sal para que sude la cebolla. La dejamos unos minutos a fuego medio.
Turno del pescado. Salpimentamos bien las rodajas por las dos caras y lo enharinamos. Retiramos el exceso de harina (es decir, lo tamizamos) y lo ponemos en la sartén con la cebolla. Lo freímos por ambos lados y enseguida vertemos la copa de vino blanco. Dejamos reducir.
Cogemos nuestra bandeja de mejillones al natural (o lata) y lo echamos con su caldo. Dejamos que cueza todo a fuego moderado durante 10-12 minutos.
Emplatado: Servimos las rodajas con el caldo. Disponemos los mejillones y el huevo cocido y picado por encima. Decoramos con un poco de perejil y listo. ¡Que aproveche!
Nota: Si prefieres hacer tú los mejillones esta es la forma: limpiamos los mejillones y los lavamos. Los ponemos en una cazuela con un dedo de agua. Tapamos y dejamos que se abran en pocos minutos. Los separamos de sus conchas y usamos el agua de la cocción.
Película ideal para degustar este plato
MOBY DICK
("Moby Dick" de John Huston - 1956)
El dominio total y absoluto de elementos marinos de la receta, invitaba a mi alocada imaginación a hundirse en la cinematografía oceánica. Hay infinidad de ejemplos que dignificarían este plato pero viendo la grandeza y contundencia de un congrio cerrado, su enorme protagonismo y el acecho al que es sometido por parte de los mejillones, la idea de una batalla en el agua se apoderó de mí hasta materializarse en la gran ballena blanca del cine, es decir, en MOBY DICK.
La colosal novela de Herman Melville se hace imagen gracias al buen hacer tras las cámaras de un genio como John Huston ("El Tesoro de Sierra Madre", "El hombre que pudo reinar", "El halcón maltés" o "La reina de África", sin currículum que iba el hombre). Nos cuenta la historia de un odio incurable, la del capitán Ahab (Gregory Peck) con ese mamífero letal que antaño le arrancó una pierna. A partir de ese momento, dedicará su vida entera a perseguir por los mares a su gran enemigo para darle caza y colmar así sus ansias de venganza.
Es cierto que el texto de Melville es prácticamente inabarcable en el cine, pero Huston y Ray Bradbury (los guionistas-adaptadores) logran una obra más que digna, cargada de alta tensión y momentos memorables. Nuestra receta es mar en estado puro. Por elementos, sabor y aroma. Esta odisea culinaria tiene el elemento marítimo (y blanco, por su color natural y por la harina) que gobierna con virulencia el plato. Un congrio que asoma por el océano de la salsa, mostrando su fiereza, y cubierto por una dura capa alrededor al que será difícil clavar el arpón, en nuestro caso el tenedor.
Por encima de él se amontonan los tripulantes del Pequod (el barco perseguidor) o los mejillones, que intentan atrapar a su mortal presa, leyenda negra de marineros. Se abalanzan sobre ella, usando todas sus armas (la cebolla, el ajo, el vino...) para derrocar al letal mamífero. Su color anaranjado, casi rojizo, representa la furia y la sangrienta contienda que emprenderán en esta magnífica aventura del mar.
De nosotros depende cambiar la historia y hacer que nuestro Moby Dick particular, cobre un destino distinto al original. Llegó la hora de cazar al congrio...