Y ahora os explico un poco qué son realmente las coxhinas porque más de uno y de una no habrá de oído hablar de ellas antes como me ocurrió a mí.
Las coxhinas son un aperitivo típico brasileño y portugués que consiste en pechuga de pollo deshebrada, rodeada de una masa que es rebozada y frita después. De aspecto exterior pueden parecerse a nuestras croquetas, pero al comerlas no tienen nada que ver.
Y para que os hagáis una idea, aquí os dejo una foto del corte.
Yo personalmente me quedo con las croquetas, pero ya os digo que no tienen comparación porque son dos cosas muy diferentes. Y sé que a más de uno no os dejarán indiferentes porque están muy ricas.
Las coxhinas suelen servirse acompañadas de una salsa picante y yo he decidido acompañarlas de una mayonesa a la guindilla picante.
Ingredientes:
Para el relleno:
4 filetes de pechuga de pollo
1 cebolla grande
1 diente de ajo
Aceite de oliva virgen extra
2 cucharadas soperas de queso untable
1 litro de caldo de pollo (si no teneis, podeis utilizar cubitos de caldo de pollo)
1 cucharada pequeña de pimentón dulce
Para la masa:
700 ml. de leche
700 ml. de caldo de pollo (reutilizaremos el restante del relleno)
70 gr. de mantequilla
1 cucharadita de colorante alimenticio
Sal
500 gr. de harina de trigo
Para el rebozado:
300 gr. de galletitas saladas ralladas
2 huevos
Aceite de oliva virgen extra (para freírlas)
Para la salsa:
2 cucharadas de aceite de guindilla (aceite de oliva con guindillas maceradas en él)
100 ml de aceite de oliva (si queremos conseguir un sabor fuerte) o de aceite de girasol (si queremos conseguir un sabor más suave)
1 Huevo
Sal al gusto
1 cucharadita de pimentón dulce
Modo de preparación:
En primer lugar vamos a preparar el relleno.
Pondremos las pechugas de pollo a fuego fuerte en una sartén con dos cucharadas soperas de aceite de oliva y las sellaremos por las dos caras con el fin de que guarden en su interior todos sus jugos.
Una vez selladas, añadiremos a la sartén el caldo de pollo y dejaremos que cuezan hasta que sepamos que están hechas.
Colaremos y apartaremos el caldo para utilizarlo después en la masa.
Las pechugas dejaremos que se enfríen y las picaremos muy finitas. Mientras se enfrían podemos ir poniendo a pochar a fuego bajo en una sartén con aceite de oliva una cebolla muy picadita. Y cuando veamos que empieza a transparentar añadiremos un ajo picado muy finito.
Añadiremos después el pollo y dos cucharadas soperas de queso de untar. Cuando este todo bien mezclado, retiraremos del fuego y añadiremos una cucharada de pimentón dulce.
Si es necesario, añadiremos sal.
El relleno lo apartamos, y el siguiente paso será preparar la masa.
En una sartén grande o cacerola pondremos la mantequilla a fuego medio. Cuando se haya derretido añadiremos la leche, el caldo de pollo y una cucharadita de colorante alimenticio. Lo mezclaremos todo bien y dejaremos al fuego hasta que empiece a hervir, momento en el que añadiremos la harina toda de golpe. No dejaremos de remover hasta que veamos que se forma una masa compacta que se despega fácilmente del fondo de la cacerola.
La retiraremos del fuego y dejaremos que pierda temperatura para poder amasarla sin quemarnos. Es recomendable taparla con un paño porque tiene a perder humedad con el paso del tiempo.
Una vez haya perdido temperatura, la amasaremos hasta que tenga una textura más fina.
Le daremos forma alargada y cortaremos en porciones más o menos iguales.
Cogeremos una porción y le daremos forma de bola que después aplanaremos un poco. Introduciremos un dedo y ayudándonos de las dos manos iremos dando forma de cuenco hondo.
Conseguida la forma introduciremos el relleno de pollo que habíamos preparado (una cucharadita pequeña) y podemos ponerle también un extra de queso de untar.
Una vez rellenado lo cerraremos con cuidado hacia arriba. De forma que terminen en pico, ya que hay que darle forma de muslito de pollo.
Por último tendremos que rebozarlo en huevo y en pan rallado. En esta ocasión he decidido probar a rallar galletitas saladas y me ha encantado el resultado. Muy crujientes y les da un tono dorado muy bonito después de fritas.
En cuanto a la salsa me he decantado por una mayonesa picante, elaborada en parte con aceite de guindilla. El modo de elaboración es el de una mayonesa normal.
En un vaso de batidora pondremos los dos aceites, el huevo y la sal. Con la batidora en el fondo del vaso empezaremos a batir y sólo cuando veamos como emulsionan el huevo y los aceites empezaremos a mover poco a poco la batidora de arriba a abajo.
En el momento de servir la salsa le pondremos una cucharadita pequeña de pimentón dulce por encima.
Y una vez más os invito a que os paseis por el blog de Desafío en la cocina donde podréis encontrar recopiladas todas las versiones que hemos preparado de esta maravillosa receta.
Y el mes que viene toca desafío dulce de la mano de Mabel del blog A nadie le amarga un dulce ... ¡¡ya me estoy relamiendo!!