Introduciendo pequeños ingredientes nuevos en la cocina del día a día, podemos incorporar beneficios enormes a nuestra salud. Es el caso de esta crema de calabaza a la que le he añadido cúrcuma y jengibre. Ambos son ingredientes con propiedades altamente anticancerígenas. Además, van a aportar un sabor especiado y exótico muy diferente a lo que estamos acostumbrados.
La cúrcuma, es uno de los ingredientes que componen el curry y la que le da ese color amarillo. Es conocida como la sustancia más anticancerosa que existe. Contiene curcumina, un agente antitumoral capaz de inhibir el crecimiento de todas las células cancerosas.
A pesar de que es fácil de encontrar, en España no estamos muy acostumbrados a utilizarla. Quizás ya sea el momento de incorporarla a nuestra vida! La venden en cualquier supermercado junto al resto de especias. Añádesela a cualquier plato: arroces, guisos, sopas, cremas, verduras, ensaladas, zumos... Pero ojo, para que nuestro cuerpo la absorba, a la hora de cocinar hay que tener en cuenta que siempre debe ir mezclada con un poco de pimienta negra.
Por su parte, el jengibre, tiene componentes antioxidantes y antiinflamatorios que impiden la formación de tumores, convirtiéndolo en otro potente anticancerígeno.
Si no estás acostumbrado al jengibre, no le pongas demasiado, con un trocito de 1 cm o menos, suficiente para ir acostumbrándote a su sabor. Si ya estás hecho a él, yo le pongo entre 1 y 2 cm, más o menos del tamaño de medio dedo pulgar.
Vamos a ir llenando la despensa de ingredientes que nos aporten todos estos beneficios y ricos sabores! Esta crema es exquisita. Me traslada a la India. Calentita y dulce, ideal para días de frío.
Tiempo de preparación: 30 minutos
Dificultad: fácil
Ingredientes (para 4 personas)
500 gr. de calabaza
2 zanahorias
1 puerro
1 rama de apio
1 cebolla
1 trozo de jengibre fresco (1 cm)
1 cucharadita de cúrcuma
1/2 cucharadita de pimienta negra molida
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
Cómo hacer crema de calabaza, cúrcuma y jengibre
Pela las verduras, trocéalas y ponlas en una olla.
Cúbrelas con agua (hasta que sobrepase un par de dedos), y añade el jengibre, la cúrcuma, la pimienta, y el aceite de oliva virgen.
Una vez que empiece a hervir, baja un poco el fuego y deja que se cocine hasta que las verduras estén tiernas, unos 20-25 minutos.
Retira del fuego y tritura. Pásalo por un chino si quieres una textura más suave, y añade un poco de sal si te hace falta.
Nota: Si crees que tiene exceso de agua, retira un poco antes de triturar para que no te quede demasiado líquida la crema. Puedes ir añadiéndole más mientras trituras hasta conseguir la textura que más te guste.