Cremosas por dentro y crujientes por fuera. No se trata de una adivinanza. Son una realidad palpable que en este caso se presenta en forma de pequeñas esferas que se funden en la boca. Nos referimos a unas croquetas que, como no podría ser de otra manera, llevan un apellido que las identifica: Croquetas de morcilla de arroz. El secreto de una buena croqueta reside en la bechamel, ese gran invento de la cocina francesa. Parece ser que la receta de la salsa bechamel aparece escrita por primera vez en el libro Le Cuiniser françois (1651), obra de François Pierre de la Varenne (1615-1678), cocinero del rey Louis XIV. Varenne bautizó la salsa con el nombre de su contemporáneo el marqués Louis de Bechamel con la finalidad de halagarle. Al margen de historias, si queréis agradar, deleitar o halagar a vuestros comensales no dudéis ni un momento en elaborar estas croquetas de morcilla que sorprenderán a más de uno.
RECETA
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INGREDIENTES (para 40 croquetas de 25 g)
80 g de mantequilla
90 g de harina
620 g de leche
Una morcilla de arroz (300 g)
2 huevos
Aceite de oliva
Pan rallado
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PREPARACIÓN
Quitar la piel a la morcilla y machacarla con un tenedor. Reservar.
En una sartén poner a calentar la mantequilla. Cuando esté caliente añadir la harina y remover con unas varillas hasta que esté dorada.
Añadir la leche poco a poco sin dejar de remover, procurando no añadir más leche hasta que no se haya absorbido la anterior. Trabajar la mezcla a fuego suave.
Por último añadir la morcilla desmenuzada y mezclar bien con la bechamel. Añadir la sal.
Poner la masa extendida en una fuente y cubrirla con film transparente que esté en contacto con la masa para evitar que cree costra.
Una vez esté fría la masa, coger porciones con una cuchara y darles forma, pasarlas por pan rallado, por huevo batido y de nuevo por pan rallado.
Freír en abundante aceite caliente, dejándolas escurrir sobre papel absorbente.