Lo hemos dicho en más de una ocasión y no nos cansaremos de repetirlo: la croqueta es sinónimo de aprovechamiento, de reciclaje. Solo es cuestión de abrir el frigorífico y hacer un repaso de lo que nos ha sobrado de otras recetas y sacarle partido haciendo unas croquetas. Si miráis nuestro índice de recetas, De la A a la Z, podréis comprobar que hemos hecho croquetas de todo tipo, señal de que no tiramos nada, pero nunca las habíamos hecho de espinacas. Son riquísimas. Y, además, es una manera de disfrazar la verdura que aterra a muchos jóvenes. Os aseguramos que estas croquetas entran como si nada. Vamos, que difícilmente te puedes conformar con comerte una.
RECETA
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INGREDIENTES
Un manojo de espinacas
2 dientes de ajo
80 g de mantequilla
90 g de harina
600 g de leche
Nuez moscada
Queso rallado (pecorino o parmesano)
Un huevo y pan rallado para rebozar
Aceite de oliva para freír
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PREPARACIÓN
Lavar bien las espinacas, eliminar el tallo y centrifugar o escurrir muy bien.
Poner en una sartén el aceite y freír los ajos bien cortaditos con cuidado de que no se quemen.
Añadir las hojas de espinacas cortadas y dejar unos minutos hasta que se hagan; si han soltado agua escurrir y reservar.
En una sartén grande fundir la mantequilla, agregar la harina y dar vueltas durante cuatro minutos.
Añadir una parte de la leche y seguir dando vueltas hasta que se forme una bola bien unida y uniforme, volver a añadir otra parte de la leche y operar de la misma forma,(no hay que echar toda la leche de golpe, así no se forman grumos). Agregar la sal y nuez moscada.
Añadir las espinacas y el queso y seguir dando vueltas hasta que nos quede una masa espesa.
Pasar a una fuente o bandeja, cubrir con film en contacto con la crema y una vez fría dejar en la nevera (mejor de un día para otro). Dar forma de croqueta, rebozar en el huevo batido y pan rallado y freír en abundante aceite.