Me encanta el conejo y desde que me independicé lo compro y lo preparo a menudo. No entiendo como esta carne tiene tan poca aceptación ya que a mí me parece que tiene un sabor muy sabroso y con sabor a campo. Debido a que a mucha gente no le gusta ha sido el desafío de este mes. Es cierto que es un poco incómodo de comer ya que tiene muchos huesecillos pero es una carne muy sana. Me apetecía cocinarlo de una manera típica, al ajillo ya que nunca lo había probado así. Os recomiendo que os lancéis a cocinarlo, os sorprenderá aunque al principio os de un poco de reparo.
Ingredientes (4 personas):
1 conejo pequeño troceado
1 cabeza de ajos con piel y ligeramente chafados
100 ml de vino blanco
100 ml de caldo de pollo
1 cucharadita de tomillo
1/2 cucharadita de romero
sal
pimienta
aceite de oliva
Tiempo: 40 minutos
Preparación:
Lo primero es salpimentar el conejo, reservar. En una olla grande echar un chorro generoso de aceite de oliva y cuando esté caliente sellar por ambos lados los trozos de conejo hasta que estén dorados.
Sacamos el conejo y reservamos. En ese mismo aceite ponemos los ajos a freír y cuando estén dorados echamos las especias y el conejo. Removemos bien y agregamos el vino y el caldo. Dejamos reducir unos 20 minutos y listo. Para chuparse los dedos acompañado de unas patatas!
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