En cada país o cultura tienen sus supersticiones, como la que hay en Francia con relación al pan. ¿La conocéis? Pues en nuestro país vecino da mala suerte poner el pan boca abajo.
Cuando en Francia los verdugos se encargaban de las ejecuciones, estaban muy mal vistos por la sociedad. Se trataba de una profesión que se heredaba de padres a hijos y los matrimonios solían producirse entre miembros de familias de verdugos. Este rechazo hacia estas personas era tal que nadie quería compartir la comida con ellos, por lo que los panaderos de la época solían poner el pan que elaboraban para ellos boca abajo para distinguirlo del resto. Así surgió la superstición de que si, en la mesa el pan está bocabajo se piensa que se llama a la mala suerte.
Nosotros vamos vamos a elaborar hoy un pan con el suero que nos quedó de hacer mantequilla. Una receta fácil y que os va a quedar muy bien para comer directamente, hacer tostadas, tostas... Su color, aroma y sabor os va a encantar.
Los ingredientes que vamos a necesitar son:
600 g de harina de fuerza
400 g de harina de maíz
40 g de aove
300 ml de suero de leche
300 ml de agua
2 sobres de levadura panificable
1 sobre de levadura para repostería
1/4 de cucharadita de nuez moscada
30 g de pipas de girasol
Preparación:
Mezclamos el suero de leche con el agua y templamos. Esto ayudará a que la levadura comience a actuar más rápido.
En un vaso de un procesador de alimentos colocamos un colador o tamiz con el que tamizamos la harina. Añadimos el aove, la sal y 3/4 partes del suero de leche. Mezclamos con el accesorio gancho.
Agregamos la levadura al resto de la mezcla de suero y agua y mezclamos con ayuda de una cuchara, esto hará que la levadura se hidrate. Vertemos la mezcla en el vaso del procesador de alimentos y amasamos durante 10 minutos más.
A continuación, añadimos la nuez moscada y las semillas de girasol y amasamos durante 5 minutos más o hasta que la masa quede lisa, homogénea y flexible.
Tapamos con papel film y dejamos reposar 15 minutos.
Mientras, preparamos el recipiente donde vamos a dejar que la masa fermente. Para ello, vertemos unas gotas de aceite de oliva virgen extra y lo extendemos con ayuda de papel de cocina o una brocha.
Transcurridos los 15 minutos, quitamos el papel film, sacamos la masa del vaso del procesador de alimentos y la colocamos sobre una superficie de trabajo limpia y sin harina. Amasamos durante unos minutos más y terminamos dándole forma de bola.
A continuación, metemos la masa en el recipiente que tenemos preparado, engrasamos el papel film y tapamos la masa con él. Colocamos el bol en un lugar sin corrientes de aire y dejamos fermentar hasta que la masa duplique su tamaño. En mi caso, en los meses calurosos coloco el bol dentro del horno apagado, y durante los meses fríos lo coloco cerca del radiador y lo cubro con un paño de tela.
Una vez que la masa haya duplicado su tamaño, la sacamos del horno si es donde la tenemos fermentando. Colocamos dos bandejas de horno en él, una profunda en la parte más baja y otra de rejilla en la parte media baja, esto permitirá llenar de agua la bandeja de abajo con facilidad. El vapor de agua que se generará hará que la corteza nos quede crujiente.
Colocamos una Cocotte sobre la bandeja de rejilla y precalentamos el horno a 220ºC con calor arriba y abajo.
Transcurridos unos minutos, sacamos la Cocotte del horno, la forramos con papel de hornear e introducimos la masa en ella. Para terminar, realizamos unos cortes en la masa con ayuda de un cuchillo bien afilado, realizando el dibujo que queramos.
Vertemos agua caliente en la bandeja de horno inferior y colocamos la Cocotte en la bandeja de rejilla, cerramos el horno y horneamos durante 15 minutos. Transcurrido este tiempo, bajamos la temperatura a 200ºC y horneamos durante 35 minutos más.
Sacamos la Cocotte del horno y la colocamos sobre una rejilla.
Pasados unos minutos, sacamos el pan y lo colocamos sobre la rejilla para que termine de enfriar.
Presentación:
Como os suelo decir, soy muy práctica y lo más fácil es colocar el pan sobre una tabla de cortar con un cuchillo de sierra y llevarlo a la mesa.
Como puedes ver, es un pan con una miga tierna y aromática, muy fácil de preparar y que es ideal para hacer unas tostadas con las que saborear la mantequilla que hemos elaborado con anterioridad.
Bon appétit!