En ocasiones vemos por ahí esas tartas de chocolate que tienen baño brillante igual que un espejo quedando todo el mundo impactado y viéndonos a nosotros mismos reflejados en la propia tarta. Pues aquí esta la receta y como veis es bastante sencilla, sólo hay que controlar muy bien las temperaturas, procurar que no nos quede ningún grumo y controlar muy bien que la superficie que vamos a bañar esté perfectamente lisa, porque si no se notarán aún más las irregularidades que pueda tener nuestra preparación. Este baño se le puede dar tanto a tartas como a mousses u otras preparaciones. Es conveniente que estas preparaciones estén muy muy frías o incluso es aconsejable que estén congeladas para que así el espejo de chocolate pegue rápidamente sobre la preparación y cubra muy bien la superficie. El espejo de chocolate va proporcionar un acabado muy fino y profesional a cualquiera de nuestras elaboraciones.
Ingredientes:
300 g de agua.
350 g de azúcar.
250 g de nata (crema de leche) 35% MG.
125 g de cacao en polvo.
10 g de gelatina.
Preparación:
Ponemos a hidratar la gelatina en agua.
Hacemos un almíbar con el agua y el azúcar al fuego hasta alcanzar 110ºC.
Hervimos la nata (crema de leche) y la añadimos al almíbar junto con el cacao en polvo tamizado y la gelatina escurrida.
Removemos bien hasta integrar todos los ingredientes. Es conveniente dejar reposar durante un día en la nevera tapado con papel film antes de usarlo.
Para usar el glaseado lo primero que tenemos que tener es la tarta o la preparación que queramos cubrir bien fria o incluso congelada sería mejor.
Colocamos esa tarta sobre una rejilla con una bandeja debajo para que recoja el glaseado que puede ir escurriendo.
Ponemos el glaseado en un recipiente o jarra y lo templamos en el microondas hasta obtener una consistencia fluida y lo vertemos sobre la tarta con cuidado.