INGREDIENTES (4-6 personas)
(@TheHitchcook)
250 grs de garbanzos (en remojo desde la noche anterior)
Media taza de cilantro fresco
Media taza de perejil fresco
2 cebollas
2-3 dientes de ajo
Harissa (opcional)
2 cucharadas de comino
Un poco de agua
Pan rallado
1 cucharadita de Levadura
Sal y pimienta
Para la salsa de yogur:
1 yogur griego
Zumo de un limón
AOVE
Trocitos de pepino picado
1 ajo (opcional)
Hierbabuena fresca
Sal
Duración: 30 minutos + una noche de remojo
Hoy toca aroma de Oriente Medio en toda su esencia. Una receta de las más típicas y muy sencilla de hacer. Sin duda un exitazo capaz de salvar cualquier ágape social. Este plato queda fenomenal como entrante y se puede acompañar con esta salsa, o con hummus. IMPORTANTE: No se pueden hacer con garbanzos ya cocidos. Creedme, ya hice la prueba y es un desastre total que sólo trae desesperación y una limpieza de cocina de arriba a abajo. Venga, que surcamos el desierto.
Lo primero es dejar los garbanzos en remojo la noche anterior.
En un vaso de batidora amplio (o en un cuenco, lo que resulte más cómodo) ponemos los garbanzos bien escurridos y secados y trituramos bien. Incorporamos la cebolla, el ajo, el cilantro, el perejil y el agua. Volvemos a la faena de batir.
Bajamos bien los restos hacia el fondo. Añadimos el resto de los ingredientes: comino, sal, la levadura, la harissa (si nos va el "paladar ardiente"; también se puede sustituir por cayena o chile) y la pimienta. Mezclamos todo bien y dejamos reposar mínimo 30 minutos, cubriendo con un paño el recipiente que hayamos usado.
Pasado ese tiempo vamos formando los falafels con las manos. Pasamos por pan rallado y vamos friendo en aceite de oliva bien caliente. Freímos hasta que estén doraditos (unos 5 minutos). Quitamos el exceso de aceite sobre papel absorbente y hechos.
Para acompañar estos bocados del desierto qué mejor que una salsa de yogur muy sencilla y qué le va perfecta. Bastará con mezclar todos los ingredientes (el pepino y el ajo muy picadito) y batir para que se impregnen bien todos los sabores. ¡Listo!
Emplatamos los falafels con la salsa aparte y decoramos con una ramita de hierbabuena.
Película ideal para degustar este plato
FIVE GRAVES TO CAIRO
("Cinco tumbas al cairo" de Billy Wilder - 1943)
Puesto que esta receta emana por los cuatro costados (o diámetros, vistas las formas) un aroma al Lejano Oriente, estaba condenado a viajar mental y cinematográficamente hacia el desierto para toparme con su referencia. En esta ocasión queda patente que hablamos de un reparto coral, con cierto aspecto teatral si se me permite - visto el escenario/plato en el que está dispuestos - y que convive en un mismo espacio bastante delimitado. De esta forma mi rocambolesca imaginación me lleva a escarbar por esas "Cinco tumbas al Cairo". Un film que se engloba en los primeros pasos del maestro Wilder (al que todavía le esperaban en el horizonte, no muy lejano, maravillas como "Perdición" o "Días sin huella") y que cuenta la obligada y peligrosa convivencia de un manojo de personajes enemigos en un hotelucho nor-africano en plena contienda mundial. Una contienda que en ningún momento necesita mostrarse, basta con intuirse... la magia de los pequeños detalles de antaño, el toque Lubistch, vaya. En este inhóspito escenario van a confluir desde un soldado perseguido, pasando por el tosco y "veleta" regente del hotel, una frágil camarera en duelo de amores, hasta llegar al todopoderoso, intrigante y cruel Rommel (aquí en rostro y cuerpo de un gran Eric Von Stroheim). Nuestra receta nos habla de un cúmulo de personalidades que topan en el mismo plato. Si bien unos se ocultan tras una capa de pan rallado (como el caso del soldado que se hace pasar por camarero), otros lo usan como uniforme (caso de los nazis) para marcar territorio, poder y dominación. Tal vez el elemento de la salsa de yogur, coronando las filas, se nos muestre como ese comandante que no se esconde de nada. Que en su interior entremezcla todo tipo de emociones, sentimientos y pensamientos (pepino, ajo, limón, hierbabuena...) y que hay que esperar a tenerlo cerca (en el paladar, concretamente) para saber realmente el sabor y textura que maneja. Este es un retrato absorbente, asfixiante, donde no hay espacio para el respiro y que maneja los códigos del cine de intriga y espionaje con suma maestría; nuestra receta intenta conjugar todos esos elementos: cúmulo de personajes, dos hileras haciendo las veces de "bandos", un elemento principal que gobierna el transcurso de los acontecimientos (la salsa "Rommel" modifica el sabor, o sea, cambia y hace evolucionar la trama) y con una rama verde que simboliza la esperanza del "happy end" ante la crueldad nazi. La gente dice que "Cinco tumbas al Cairo" es una obra menor de Wilder... La gente dice muchas tonterías. Dejaos llevar por la pluma y el ojo de un maestro. Y que estos bocados del desierto gobiernen vuestros paladares...