Desde que empecé en agosto con la cocina vegana (en mi #retovegano21dias, que puedes ver pinchando aquí), sigo empeñada en que mis hijos prueben los platos que cocino para mí. Muchos ya les encantan, como la boloñesa sin carne (aquí tienes el enlace) y otros que tenéis publicados en el blog. Pero tenía un problema, sobre todo con platos de comida pasta, en mousakas o el pastel de carne: cómo hacer una bechamel decente sin lácteos. La bechamel de calabacín no me servía, porque queda ligeramente verdosa y se darían cuenta del cambio antes incluso de probarla. Además, muchas de sus recetas llevan lácteos. Entonces se me ocurrió: en vez de calabacín, ¿por qué no usar coliflor? Por lo pronto, el color blanco de la nata (crema de leche) ya lo tenía. ¿Y si trabajaba la bechamel vegana como si la coliflor fuese nata (crema de leche)? Y el resultado no pudo ser mejor. Está realmente deliciosa. Estoy convencida de que puede ser un magnífico sustituto de la nata (crema de leche) en la carbonara. ¿Os animáis a probarla y me contáis? Eso sí, esta receta no creo que pueda hacerse en ningún robot de cocina salvo para el paso final, triturar la salsa y darle una consistencia perfecta. Esta receta necesita de un cocinado tradicional a fuego lento (el “slow cooking” tan de moda ahora), para integrar todos los sabores y hacer de ella algo realmente especial.
Los ingredientes que necesitarás son:
media coliflor;
una cebolla grande;
tres dientes de ajo;
pimienta negra molida;
nuez moscada;
comino molido;
cúrcuma;
jengibre molido;
caldo de verdura;
70 gr de aceite de oliva virgen extra;
sal.
1º. En una sartén amplia, vierte el aceite de oliva virgen extra. Pica la cebolla en juliana y los ajos en rodajas no muy finas (no queremos que se quemen). Añade la verdura a la sartén cuando el aceite esté caliente. Ponle sal y pimienta negra molida. Mezcla bien y baja el fuego hasta dejarlo a temperatura media/baja (mi placa tiene hasta 9 y la he puesto en 4). Mueve de vez en cuando.
2º. Mientras tanto, en una olla amplia o tartera, cuece en agua con sal la media coliflor cortada en tallos medianos. Déjala hervir unos 10 minutos, hasta que esté cocida.
3º. Cuando la cebolla esté translúcida, pero con un ligero color dorado, vierte la coliflor cocida en la sartén. Vuelve a salpimentar y remueve bien para que la coliflor se mezcle bien. Mientras, ve partiendo la coliflor con la espátula.
4º. Añade una cucharadita pequeña rasa (de las de café) de nuez moscada, una pizca de jengibre molido, otra pizca de cúrcuma (le dará ese color ligeramente amarillo que tiene la bechamel gracias a la mantequilla) y remueve bien hasta que esté todo bien integrado. Deja que la coliflor se haga a fuego medio/bajo durante al menos 15 minutos (no te olvides de remover de vez en cuando).
5º. Calienta un vaso (unos 200 ml) de caldo de verduras. En el vaso de tu Thermomix o Monsieur Cuisine Plus vierte la verdura y el caldo y tritura un minuto, velocidad 8. Comprueba el sabor. Puedes añadir más sal en este momento si es necesario. Comprueba también la textura. Llegados a este punto tendrás una textura parecida a la bechamel de cobertura. Si la quieres más líquida, añade más caldo de verdura. Cuando se temple, guarda en el frigorífico. Aguantará alrededor de una semana bien refrigerado.
Pruébala y cuéntame qué te parece. Aunque no sigas una dieta vegana, esta bechamel te encantará. Es perfecta para las dietas de control de peso por su bajo contenido en calorías. Además, es sin gluten y sin lácteos. No tienes excusa para no hacerla
NOTA:
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