Creo que después de hacer estas galletas me ha quedado sobradamente claro que intentar que el chocolate fundido solidifique con máximas de 32 grados no es buena idea.
De nada sirvió esperar casi 24 horas. Podría haber esperado durante el verano entero, y lo más seguro es que el resultado hubiera sido el mismo, o incluso peor. He comprobado que, en verano, es tarea imposible que el chocolate se vuelva sólido a temperatura ambiente. Ahora entiendo por qué los Ferrero Rocher desaparecen en cuanto los primeros rayos de sol de la primavera empiezan a incidir con fuerza. O los huevos Kínder los cambian por unos pseudo-huevos de crema de ¿avellanas?
Divagaciones aparte, todo esto os lo cuento porque recientemente fracasé en mi intento de enriquecer unas galletas de avena con un baño de chocolate negro en su base. Y es que no conté con que en verano hace calor (a veces, mucho) ni con la temperatura que acababa de alcanzar la cocina con el horno encendido a 170 grados.
Pero quedaron taaaaaaan ricas que no he podido evitar subir la receta al blog. Aquí la tenéis. Pero os recomiendo reservar la tentación de bañarlas en chocolate para más adelante. Os aseguro que solas están de vicio.
Galletas de avena y almendra:
INGREDIENTES
150g de azúcar moreno
175g de copos de avena
75g de mantequilla
50g de almendra molida
5g de levadura química en polvo
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
1 huevo
Un pellizco de sal
125g de chocolate negro
PREPARACIÓN
Precalentamos el horno a 170ºC.
Fundimos la mantequilla y la mezclamos con el azúcar y el huevo. Incorporamos la avena. A continuación, la levadura, la sal, la vainilla y la almendra.
Mezclamos bien. Cuando tengamos una masa compacta, le damos forma de rulo y la envolvemos en papel film, como un caramelo. Dejamos enfriar en la nevera, un mínimo de 40 minutos.
Retiramos el film y cortamos el rulo en 8 o 10 rodajas.
Cubrimos una fuente de horno con papel vegetal y colocamos sobre ella las galletas.
Horneamos 15-18 minutos a 170ºC. Dejamos enfriar unos 5 minutos sobre la bandeja y, transcurrido este tiempo, las enfriamos por completo sobre una rejilla.
Fundimos el chocolate en un cuenco, al baño María, removiendo de vez en cuando. Cuando las galletas estén frías, bañamos su base en el chocolate. Las volvemos a dejar enfriar sobre la rejilla, con el chocolate hacia arriba, hasta que solidifique.
Un besazo!!!!
P.D. Si alguien sabe cómo solidificar el chocolate fundido en pleno verano (sin usar la nevera), le agradecería de por vida que me dijera cómo lograrlo.