En navidad compre un bote de crema de castañas de la vieja fábrica, las castañas siempre me han gustado y a la pularda le sienta estupendamente la crema de castañas, pero como somos cuatro gatos (jejeje, contando al gato somos cinco) al final quedó casi todo el bote completo y me daba pena tirarlo. Había que darle un uso y creo que el uso que le he dado ha sido muy bueno.
Navegando por la red encontré el blog de Milia y quizá porque su nombre es parecido al mío me picó la curiosidad así que estuve fisgoneando un poco en ?Cousas de Milia? y desde luego no me defraudó, tiene cosas muy interesantes, pasaros a verlo que merece la pena. Entre todas las cosas interesantes encontré unas galletas de puré de castañas y me dije que las podía hacer con mi crema de castañas, dicho y hecho, claro que como mi crema es de bote he necesitado un poco más de harina, por lo demás están de rechupete.
Por cierto yo las he hecho de unos 30 gramos aproximadamente cada una, vamos que quedan unas señoras galletas porque se hinchan bastante, así que no ponerlas demasiado juntas unas de otras.
Vamos a necesitar:
200 gramos de crema de castañas (la mía de la marca La Vieja Fabrica)
250 gramos de harina
50 gramos de maicena
60 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
100 gramos de azúcar
1 huevo
1 cucharadita de levadura
2 cucharadita de matalauva (anís)
Batimos juntos la mantequilla, el azúcar, el huevo y la crema de castañas. Por otro lado ponemos juntas las dos harinas y la levadura, mezclamos bien y tamizamos.
Añadimos la mezcla de harina a la masa poco a poco hasta que esté totalmente integrada, luego le pondremos la matalauva y volvemos a mezlcar.
Sacamos de la amasadora y hacemos una bola con la masa, la cubrimos con papel film, dejamos reposar la masa al menos una media hora en la nevera.
Precalentamos el horno a 180º C con calor por arriba y por abajo. Hacemos bolas del mismo tamaño (para galletas grandes 30 gramos) las vamos colocando separadas en la bandeja del horno con papel sulfurizado, aplastamos ligeramente, horneamos unos 20 minutos, hasta que se empiecen a poner de un bonito color dorado.
Dejamos enfriar unos minutos en la bandeja y luego pasamos a una rejilla.