Hola, ¿qué tal la semana? Yo recuperándome del puente. Vino mi hermana de visita y no paramos. He estado dos días sola y ahora le ha tocado el turno de visita a mi madre. Y mañana tengo un examen y el miércoles otro. Hemos pasado tres meses sin vernos y en un mes nos vamos a ver dos veces ya que mi madre cuando se vaya de Barcelona irá a Vitoria a ver a mi hermana, el 23 llego yo y el 24 irá mi padre para pasar nochebuena y Navidad juntos. Luego el 28 nos iremos los tres a Lanzarote para el resto de las vacaciones. Somos una familia un poco inquieta jajajajaja.
El otro día no sé si fue por tener a mi hermana aquí, por ver toda la decoración en las calles o por comer en casa del novio de mi hermana con su familia como si fuera nochebuena o alguna fecha similar, pero me ha entrado el espíritu navideño.
Ya os dije el año pasado que no soy muy de estas fechas, no me convierto en el Grinch, pero no me gustan. Sólo me han empezado a gustar al irme a estudiar fuera porque significaba que volvíamos a casa, pero a la vez si eres universitario significa que tienes los finales a la vuelta de la esquina.
En fin me dejo de rollos. Aunque no me gustan mucho las navidades siempre me han vuelto loca las galletas de jengibre y nunca he entendido porque en las tiendas las limitan sólo a estas fechas.
Es por esto que reivindico galletas de jengibre durante todo el año.
Esta receta es una de las que he aprendido en el curso de repostería y con la que por fin me he terminado de reconciliar con las galletas. Por fin alguien me explicó cómo hacerlas y que no se te peguen en las manos por esta tan blandas.
Sí, soy tan moñas que hice galletas con las iniciales de mis compañeras de piso
Ingredientes (me salieron unas 15, pero todo dependerá del tamaño de los cortadores)
120 g de mantequilla bastante pomada
60 g de azúcar
1 huevo
200 g de harina
1 cucharadita de canela
1 cucharadita de jengibre
Chafamos la mantequilla con el azúcar con la ayuda de una cuchara de madera hasta que nos quede una masa homogénea.
Añadimos el huevo y revolvemos con la cuchara hasta que esté bien integrado.
Tamizamos la harina la canela y el jengibre y los incorporamos poco a poco. En este punto es bueno mezclar con las manos ya que nos será más fácil. No tenemos que amasar demasiado o calentaremos la masa, se volverá la masa blanca y entonces echaremos más harina perdiendo la calidad de la masa.
Si hiciera mucho calor podemos meter la masa un poco a la nevera.
Precalentamos el horno a 180º
Echamos un poco de harina en la mesa de trabajo y un poco por encima de la masa. Muy poco.
Amasamos con el rodillo hasta que nos quede una masa fina. Para ello pasamos una vez el rodillo por la masa arriba y abajo. Le damos la vuelta girándola 45º y pasamos el rodillos de arriba a bajo. Vamos repitiendo las veces que fuera necesario. Si se nos hace una masa muy grande le damos la vuelta con ayuda del rodillo.
Hacemos formas con los cortadores.
Horneamos unos 15 minutos, hasta que los bordes se empiecen a dorar.
No es una masa difícil de trabajar, parece más de lo que realmente es. El único misterio es no sobre amasar para que no se caliente y necesite más harina.
En el curso hacemos prácticamente todo a mano, pero también se puede hacer con una batidora y seguro que así no os duele tanto el brazo.
En la receta normal son 210 g de harina por si no queréis sustituirla por nada.
Hasta la semana que viene :)