Últimamente estoy probando recetas sin gluten, no me sienta muy bien la pasta cuando la como, así que estoy comprobando si es el gluten lo que no tolero. Estas galletas han sido uno de esos experimentos que sorprendentemente han salido bien sin seguir una receta. Confieso que quería hacer rosquilletas pero la harina de maíz es tan fina que se deshacía entre mis manos y lo único que se mantenía era en forma de galleta. Finalmente quedaron bien, parecen secas pero luego se deshacen en la boca y lo mejor es que son muy saciantes.
Tanto la harina de maíz como la levadura sin gluten, las encontré en Alcampo. El sésamo y el lino marrón los compré en Herbolario Navarro, los paso por la picadora para aprovechar bien sus nutrientes.
Para 23 galletas:
-500 g. de harina de maíz
-un vaso de aceite de girasol alto oleico
-un vaso de agua
-un sobre de levadura sin gluten
-una cucharada de sésamo triturado
-una cucharada de lino triturado
-una cucharadita de sal
Ponemos el agua en un bol grande y echamos la levadura. Removemos para que se disuelva. Agregamos el aceite y la harina y vamos amasando hasta mezclar bien. Incorporamos las semillas y la sal y mezclamos. Lo dejamos reposar en un lugar cálido tapado con un paño limpio durante unas horas.
Hacemos bolas que aplastamos y damos forma de galleta. Las disponemos sobre la fuente de horno forrada con papel sulfurizado y espolvoreamos con sal por encima de cada una.
Horneamos a 200ºC en el horno precalentado hasta que estén doradas. En mi horno eléctrico tardaron 30 minutos.
Una vez frías las guardamos en un recipiente hermético y aguantan bien durante días.